La madrugada

La noche de Jesús más intensa

  • No se recuerda una madrugada con tanto público y tan buena temperatura.

La madrugada del Viernes Santo sorprendió a todos los cofrades jerezanos con estampas que para muchos las hubieran definido como inimaginables en nuestra Semana Mayor. Muchísimo público por las calles de Jerez e incluso palcos ocupados por sus abonados que quisieron estar presentes junto al paso de las cofradías por la Carrera Oficial. Buen ambiente, muchos devotos, gran calidad en las cofradías que hicieron su estación de penitencia y una temperatura que no se recordaba desde hacía años. Algo de fresco, pero sin aires molestos que apagaran candelerías ni amenazas de nubes furtivas. Tampoco ese frío tan singular que otros años ha obligado a muchos a sacar abrigos y sombreros. Ha sido esta madrugada, una jornada, para enmarcarla y guardarla como una de las mejores que se han vivido en Jerez.

La plaza León XIII volvió a cumplir con su tradición de cada madrugada 

Santo Crucifijo

La plaza León XII cumplió, un año más, con su tradición cada madrugada del Viernes Santo. Se escuchaban los goznes de las puertas inmensas del templo de San Miguel y la cruz de guía del Santo Crucifijo, esa orfebrería con sabor al XIX, se abrió paso en medio de la penumbra.

Minutos más tarde, tras el nutrido cortejo de nazarenos de ruán negro, apareció la talla de José de Arce, quintaesencia de más elegante barroco. En su magnífico paso de misterio que ya la cofradía se está encargando de dejarlo totalmente restaurado para el próximo año, tras haberse inundado el pasado verano el salón donde aguardaba a una nueva madrugada.

La Señora de la Encarnación siguió a su hijo bajo los mandos de Martín Gómez que, nuevamente, ha vuelto a pasear los pasos que manda con maestría y la solidez que ofrece una cuadrilla maciza como la que ha gestado este gran capataz jerezano. Enhorabuena a Gómez Moreno y su gente por su gran esfuerzo.

La Virgen de la Encarnación que quiere pasar por las calles de Jerez calladamente pero que apenas lo logra, pues un palio de cajón de la categoría de la de la cofradía de ruán es difícil que pase sin llamar la atención de cualquiera que tenga un mínimo de sensibilidad artística.

Cinco Llagas

Lo propio hizo la hermandad de las Cinco Llagas cuarenta y cinco minutos más tarde. Su cortejo de nazarenos blancos salía de la iglesia conventual de San Francisco precediendo a esa obra imperecedera que esculpiera Ramón Chaveli inspirándose en el Señor de Pasión de Sevilla.

El Señor caminó, una vez más, por entre los miles de devotos que cada año le acompañan u observan su elegante 'vía crucis' desde cualquier acera. Transitanto la cofradía con sus cofrades de túnicas blancas.

Tras la imagen del Hijo del Hombre cargando los pecados del mundo, la delicia verdirroja de una Esperanza que siembra todo Jerez de sosiego y paz. Esperanza Franciscana que bajo su palio protector adorna la madrugada con esa belleza tan singular. Tan niña y tan hermosa a un mismo tiempo. Su paso de palio volvió a deslumbrar a propios y extraños por la perfección de sus medidas. Por la orfebrería repujada y por los bordados que soñó un día José Guillermo Carrasquilla cuando recibió el encargo de aquellos cofrades jerezanos que decidieron restuir la antigua de las Cinco Llagas en el convento franciscano.

Nazareno

La 'noche de Jesús' lleva el nombre del Nazareno. Abolengo a raudales y 'jerezanía' que nunca se ha de perder por Cristina. Jesús es jalado por 'Marquillo' que lo conduce al monte Gólgota. Con sus filas de hermanas en una estampa única de solera fina. La Santísima Virgen del Traspaso se nos regaló de nuevo a los jerezanos con ese andar tan característico que parece querer mecerla para dormirla entre oraciones y plegarias. Cargadores de horquilla que portan ese bellísimo paso de palio y que sacó este año como uno de los estrenos la cofradía al haberse sometido a una limpieza integral por parte de Cachero. Discurrió la hermandad de Jesús con total normalidad hasta que la mañana se rompió en 'amanecía'. Un momento para no perderse a Jesús de vuelta a casa donde la tradición marca un buen ramillete de saetas que despiden al Varón de Dolores. Enhorabuena a los grandes cofrades que hace posible cada madrugada este sueño tan jerezano.

Buena Muerte

Santiago volvió a abrir sus puertas para una imagen que el tiempo no había lograr borrar de nuestra memoria. La salida de la hermandad de la Buena Muerte desde Santiago. Para algunos jóvenes cofrades una estampa inédita. Para quienes peinan algunas canas, un momento que nunca se borró de la retina. El crucificado de Castillo Lastrucci atravesó la noche y su barrio con ese fervor tan sincero y tan gitano. Cuatro hachones y un paso sobrio de caoba para sembrar de asombro a Jerez cuando esta cofradía sale a las calles. Una cofradía que ha crecido en hermanos nazarenos que quisieron estar junto a su Cristo y su bonita Virgen del Dulce Nombre. Una de las miradas más sobresalientes de toda la Semana Santa de Jerez.

Esperanza de la Yedra

No se podía cerrar esta crónica sin el broche final de la cofradía más alegre de la madrugada jerezana. En la Plazuela, desde primeras hora de la mañana del Jueves Santo, algo que sólo ocurre una vez al año se experimentó. Esa sensación indescriptible de que la Esperanza va a salir por las calles de Jerez. Verde Esperanza que todo lo cura con tu mirada de terciopelo. Pasadas las una y media de la madrugada, con gran número de personas en la zona de la capilla de la Yedra, salía el cortejo de nazarenos. Algunos minutos más tarde, el Señor de la Sentencia se hacía presente en la calle Empedrada. Este año con la recuperación de su antigua túnica que ha sido nuevamente confeccionada. Su caminar fue portentoso durante toda la carrera. Y la mirada perdida de la Esperanza de la Yedra Coronada... Magnífica talla de una Madre apesadumbrada, pero que no pierde la esperanza en la Resurrección. Nuevamente la cofradía volvió a lucir a su vuelta por el barrio. Por calle Sol las petaladas no cesaban ante la Madre de Dios. Y antes de que llegara el mediodía, la cofradía estaba en casa. A la espera de que sus fervorosos vecinos vuelvan a sentir esa sensación tan indescriptible que acelera los pulsos y hace combatir al corazón. Que nadie se asuste ni se extrañe. Es la prueba de que la Esperanza, de nuevo, volverá a las calles de Jerez.

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