Cofradías

Un año sin palios en las calles

  • El día de la Purísima se cumplirá un año del regreso de María Santísima de la Concepción a su barrio quedando marcada la fecha por ser el último palio que salió por las calles de Jerez

María Santísima de la Concepción Coronada, bellísima, aquella tarde del 8 de diciembre de 2019.

María Santísima de la Concepción Coronada, bellísima, aquella tarde del 8 de diciembre de 2019. / Manuel Aranda (Jerez)

Fue el día 8 de diciembre de 2019. El próximo martes se cumplirá un año sin que las calles de Jerez hayan podido ser el soporte perfecto para una de las imágenes más bellas con las que puede disfrutar un cofrade: un paso de palio.

Concretamente fue el de María Santísima de la Concepción Coronada, de la hermandad de la Exaltación, la que tuvo ese privilegio de ser el último palio en encarar las puertas de un templo para cobijarse en las naves de la iglesia.

Aquello ocurrió tras ser la titular de Las Viñas la escogida por monseñor José Mazuelos Pérez, en aquel momento obispo de Jerez, para presidir la solemnidad de la Purísima en la sede episcopal y, también, por cumplirse quince años de su Coronación Canónica. Ahí es nada. Manuel Jesús Tristán, hermano mayor de la Exaltación, parecía tener una premonición cuando este periódico le hacía una entrevista con motivo de esta salida extraordinaria y afirmaba que serían “momentos históricos”. Claro está que Tristán se refería a los días en la Catedral jerezana, a los importantes cultos que se organizarían y a la vuelta hasta su barrio en medio de un grandísimo número de cofrades y devotos jerezanos que quisieron estar presentes.

Trasera del palio. Trasera del palio.

Trasera del palio. / Manuel Aranda (Jerez)

Aún resuenan para muchos los acordes de la banda de música la Oliva de Salteras que acompañó a la Santísima Virgen en el regreso triunfal hasta su barrio de Las Viñas. Y, sobremanera, muchos recuerdan lo bella que iba la Reina de los corazones de los cofrades de Exaltación. Ahora, Manuel Jesús Tristán recuerda aquel día sentenciando que “quién nos iba a decir que nos tocaría tratar de los cultos del año pasado y de la procesión de vuelta como la última procesión que vio la ciudad de Jerez en las calles…”. Tristán añade que ahora que se va a cumplir un año de aquel sueño y “deberíamos de recordad esos días solo con alegría. Sin embargo, está maldita pandemia hace que tengamos sentimientos encontramos ya que por un lado es una satisfacción enorme rememorar todo lo que aconteció en diciembre del año pasado y, por el contrario, la pena de no solo no haber salido ninguna cofradía más a la calle, si no la de vidas, trabajos y muchas cosas más que lleva cobrándose este virus”.

Recuperar todo

El hermano mayor de la Exaltación reflexiona sobre la situación actual afirmando que “esto nos tiene que hacer valorar más las cosas tanto cotidianas como extraordinarias”. Y por último lanza un deseo y espera “que recuperemos poco a poco nuestras vidas tal y como la conocíamos hasta el mes de marzo, pero que aprendamos a disfrutar de cada instante siempre de la mano de la Virgen”. Así se lo piden día tras día a sus titulares estos cofrades de Las Viñas. Y por extensión, todos los cofrades de la ciudad.

Por otro lado, Dionisio Díaz, presidente del consejo local de la Unión de Hermandades, también rememora aquel día en el que se quedaron marcadas a fuego en las retinas de muchos las últimas imágenes de un palio en la calle. Para Dionisio, estas imágenes “se echan mucho de menos. Más de lo que pueda pensar cualquiera”. Rememora el presidente esos recuerdos de un palio en la calle y comenta que “en un palio con su banda de música y sus candelabros se resumen todos los sueños de los cofrades. Por eso, aquel cartel del palio de la Soledad donde solo se veía un candelabro de cola resumía perfectamente lo que es el sentimiento de un cofrade”. Finalmente, Dionisio Díaz afirma que aquellos recuerdos de aquel ocho de diciembre fue “un sueño que se aleja y que ahora se ha transformado en pesadilla terrible”. En cualquier caso, el presidente abre una puerta a la esperanza porque “estamos también en el mes de la espera. Así que hay que tener fe y confianza de que en breve podamos ver pronto un palio en la calles de la ciudad al son de Campanilleros y de Solea dame la Mano”.

"Hay que tener fe y confianza en que pronto podamos ver un palio por las calles de Jerez"

Ha sido para todos un año muy duro. Casi se podría asegurar que ha sido un periodo para olvidarlo. Con miedos y con malas vivencias. Cuando muchos llegaban hasta el barrio de Las Viñas, ya habían disfrutado de la Santísima Virgen por la calle Larga, por la calle Bizcocheros o por la calle Arcos donde se reencontraba con su hermandad fraterna de la Coronación de Espinas donde había un cariñoso saludo como cada tarde del Viernes Santo.

María Santísima de la Concepción Coronada se recogió en su parroquia de Las Viñas y los hermanos se fueron para casa. Muchos cofrades han pensado y han soñado que justo en el momento en el que el último prioste abandonaba el templo y la iglesia se aquietaba y se apagaba de luces, todavía con el calor refulgente de la candelería recién sofocada y con una nube de bendito humo de los cirios sin llama, la Santísima Virgen derramó una lágrima. Allí, en la oscuridad de su soledad. Y no lloró la Madre de todos los cristianos por el tiempo que falte para poder ver de nuevo un palio en las calles. Esto puede ser, incluso, hasta anecdótico. Se derramó una lágrima de amargura por las muchas vidas que iban a ser sesgadas por esta pandemia que tanto dolor iba a causar a millones de sus hijos. Y la Santísima Virgen de la Concepción, sabiendo ya lo que habría de ocurrir, rezó por todos y cada uno de sus hijos que han sufrido y todavía sufren. Y así, dirigir toda su plegaria ante Dios Padre como intercesora del género humano que es.

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