Rocío | Jerez 2020

El Cerro de los Ánsares tendrá que esperar a 2021

  • La Eucaristía de la jornada del viernes forma parte de los grandes momentos del rociero jerezano

Celebración de la Eucaristía en el Cerro de los Ánsares.

Celebración de la Eucaristía en el Cerro de los Ánsares. / Manuel Aranda (Jerez)

Prosigue la hermandad del Rocío de Jerez con sus emisiones a través de los canales de comunicación con los hermanos y con todos los rocieros de la ciudad. Redes sociales y Youtube forman parte del soporte que es como un lazo umbilical entre los rocieros y la hermandad jerezana. Unidos por distintos contenidos que ayer estuvo centrado, a las 7,30 de la mañana, con el toque de alba. Al mediodía, se emitió el Ángelus en el Cerro de los Ánsares. Media hora más tarde hubo un rengue ‘telemático’ con las imágenes de Paco Holgado y el almuerzo en la Laguna del Sopetón.

Un día más, tuvo lugar la emisión que se está ofreciendo de la novena desde Almonte con la Santísima Virgen del Rocío. Estos cultos dan comienzo a las 20,30 horas y están organizados por la hermandad matriz. Y así hasta pernoctar en Guaperal, a un tiro de piedra de la aldea del Rocío y a la espera de la entrada de Jerez.

De entre los momentos de avance por las arenas de la hermandad de Jerez, destaca siempre en la jornada de ayer viernes esa bóveda celeste totalmente natural que sirve para la celebración de la Eucaristía. El Cerro de los Ánsares es una loma formada por arena tan blanca como el cristal. Una sorpresa para el romero al avanzar durante horas entre pinos y mirtos cuando se abre ante la mirada ese pequeño desierto cargado de hermosura. Así es este paraje en el corazón del Coto de Doñana. Jerez, al ser la última en pasar por la zona, tiene el privilegio de parar para celebrar la misa. No lleva a ninguna hermandad por detrás que te obligue a seguir avanzando. Los caballos y sus jinetes forman un semicírculo que completan las carretas y el Simpecado que preside. La celebración de la Eucaristía se convierte en un acto de agradecimiento al Creador por detenerse en construir tamaña hermosura.

Este año, el Cerro de los Ánsares se quedará esperando a los romeros jerezanos. No hay camino tangible. Pero sí un encuentro con la Madre de Dios. La que está ahora en Almonte, en su casa, y que siempre acude al rescate de sus hijos por muy lejos que se encuentren de sus benditas plantas. Ya queda menos para poder atravesar las fronteras de las provincias hermanas y deleitarse ante ese rostro de nácar tan pulcro como las arenas de los Ánsares. Cuando Ella lo quiera.  

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