El Rocío 2019

El ‘Johnnie Walker’ de las arenas

Benjamin camina este año como un peregrino hasta la aldea del Rocío.

Benjamin camina este año como un peregrino hasta la aldea del Rocío. / Miguel Ángel González (Jerez de la Frontera)

Benjamin iba andando por la carretera de Jerez hasta Sanlúcar de Barrameda. Iba hecho un pincel. Con su sombrero de ala ancha y su chaquetilla abotonada parecía tan espigado como una planta de trigo. Tuvo que llegar en tracción mecánica porque no existe otra explicación. El caso es que un rato después ya estaba en Bajo de Guía buscando la barcaza de Cristóbal.

En el corazón del coto Benjamín volvía a destacar por su altura. “Mido dos metros cinco centímetros. No paso desapercibido. Qué mas quisiera yo”, asegura al cronista. Se trata de un escocés que hace años se enamoró del Rocío y del sol de Andalucía. “En mi tierra sólo hay dos o tres días con esta luz. El resto es nublado o lluvias. Así es complicado vivir”, aseguraba en el Rincón del Peregrino, lugar donde paró para observar cómo los romeros homenajeaban a Pablo Vélez.

Benjamin W. Therall compró tras su enamoramiento de Andalucía la viña de Bonanza, en Trebujena. Y así se hizo agricultor en esta tierra de María Santísima. “Me gustaban las viñas y tuve la oportunidad de comprar una viña en plena campiña”, sostiene. No cría vinos. Sólo siempre la uva en tierras buenas para vender el fruto a las bodegas de González Byass. “No quiero tampoco complicarme la vida. Para eso hay bodegueros y muy buenos en Jerez para producir buenos vinos como los de González Byass”.

Benjamin pudo acceder a la viña de Bonanza tras una carrera como empresario ganadero en Escocia como ganado de vacuno para carne. Dejando a un lado los negocios, el cronista le interpela por la Virgen. “El otro día vi en Jerez salir el Simpecado y me emocioné”, subraya. Su alta estatura quedará minimizada al ver a la Blanca Paloma cuando llegue a la aldea. Sin duda alguna.

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