Semana Santa

Sin rubias palmas y mucha nostalgia

  • Estaciones de penitencia ‘virtuales’, misas on-line sin fieles con Internet convertida en el bálsamo de la jornada, rememorando en imágenes pretéritos domingos de ramos

Llegó la Semana Santa con un Domingo de Ramos sin ramitas de olivo en los ojales de las chaquetas azules o en las manos para conservarlas en casa. La jornada fue, como se dice ahora, virtual tanto para los actos de cultos como para rememorar momentos de semanas santas pretéritas para hacernos la idea de que sucedió, pero no. Sí recordamos el pasado año o hace unos.

Por cierto que esa opción nos trajo los rostros y a la memoria, mediante la pantalla, a muchos cofrades que ya gozan de la paz eterna, pero también bastantes detalles de esas otras formas y estilos que hoy nos harían sonrojar en nuestra ortodoxia cofrade actual, ahora mas enriquecida o más devaluada -según se entienda- en todos los aspectos. Seguimos con lo virtual.

La Catedral vacía pero sonaron con fuerza el órgano y las campanas. El prelado oficiaba allí la misa de Palmas. Solo él con monaguillos y lectores para el evangelio de la Pasión. Al final hubo bendición con el Santísimo desde la puerta principal de la Seo. Y decenas de misas más transmitidas por streming desde parroquias de aquí y de otras muchas poblaciones de la diócesis.

Incluso unos rezos del mediático padre Carlos Redondo, de San Marcos, en plena faena de recoger alimentos y otros bienes, junto a costaleros, para los mayores. Las radios, convencionales y on-line, jugaron otro papel importante en el día rescatando de sus archivos momentos del Domingo de Ramos de 2019 o de años precedentes.

También el obispo visitó cada una de las sedes canónicas de las hermandades del día para llevar a cabo la estación de penitencia, tal y como se había propuesto. Pese a lo dicho, sí estuvieron los hermanos mayores de cada una de ellas, que depositaba a a los pies de sus titulares una ama de olivo que le entregaba el prelado. Estaban el cura del lugar o hermandad, el hermano mayor, el presidente de la Unión de Hermandades y el asistente del obispo. Nadie más. Todo en silencio, vacío.

Al menos en la Coronación aun estaba montado al completo el palio pero con La Paz en el altar. Y el Señor del Consuelo situado en una pequeña parihuela para que pudiera estar en la capilla de Madre de Dios de la Misericordia y no en la que habitualmente recibe culto en la basílica mercedaria.

El día fue nuboso, con fuerte levante pero con escaso riesgo de lluvia. No fue ayer un día espléndido, menos mal. Curioso el detalle de algunos pequeños que a la hora de los aplausos de las 20 horas se asomaron a los balcones y terrazas vestidos con sus túnicas nazarenas.

Difícil es hacer romper la esperanza de los más peques que no entienden nada de esto; solo saben de ilusiones. Pasó el Domingo de Ramos sin rubias palmas moviéndose nerviosas en manos de nazarenitos como queriendo acariciar el aire por el que pasará Cristo Rey o los compases albinos que suenan siempre con fortaleza desde La Merced o la elegancia de las hermandades de siempre plenas de armonía como La Coronación o el refinado silencio del Perdón o el ímpetu joven e incansable de Pasión o la severidad negra, estricta y distinguida de Las Angustias.

Otro día más de silencios y soledad en las calles. Otro día enclaustrados. Ya queda menos para que Cristo resucite.

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