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El legado del arquitecto Aníbal González

Del modernismo al regionalismo

  • Realizó 34 viviendas de concepción modernista antes de evolucionar al estilo que le dio fama.

La vivienda realizada para Torcuato Luca de Tena en la Avenida de la Palmera.

La vivienda realizada para Torcuato Luca de Tena en la Avenida de la Palmera. / D. S.

A lo largo de su carrera Aníbal González evoluciona en el estilo de sus obras. "En primer lugar tuvo una etapa modernista, con sus características propias, como la exaltación imaginativa, el gusto por lo curvilíneo y la preocupación por la fachada, aunque es menos reconocida", explica Noelia Chaves autora de la tesis Catalogación de la obra residencial de Aníbal González. Posteriormente, el arquitecto comenzó a emplear el estilo regionalista: "Consiste en una arquitectura de industrias básicas y materiales de construcción tradicionales como el ladrillo, la cerámica vidriada, el hierro fundido y forjado, la cal o el yeso, y avances como el empleo de acero y hormigón".

La etapa regionalista es la más prolífica debido, probablemente, a que fue la que más se extendió en el tiempo. Cuenta con 131 expedientes frente a los 34 de concepción modernista. Dentro de estos últimos, en obra residencial, se hacen más presentes los ejemplos en "ladrillo visto", con las viviendas 3 y 5 de la calle Luis Montoto, como ejemplos destacados; y los "goticistas", donde resalta el desaparecido Café de París. Ambas categoría cuentan con siete casos.

Dentro del modernismo, la etapa denominada "secesionista" cuenta con seis casos, destacando la vivienda número 21 de la calle Alfonso XII. Con respecto al "exoticismo", las obras que cumplen más estrictamente los principios del modernismo, con signos enigmáticos vegetales y capiteles lotiformes, destacan las viviendas de los hermanos Montoto, en la calle Alfonso XII. Hay tres expedientes de esta categoría.

Vivienda modernista de la calle Alfonso XII. Vivienda modernista de la calle Alfonso XII.

Vivienda modernista de la calle Alfonso XII. / D. S.

La época regionalista se divide en cuatro fases. De 1911 a 1914: "El estilo principal era el neomudéjar, con arcos de herradura, arcos lobulados y yeserías". La vivienda construida para Manuel Nogueira, en la calle Martín Villa, es el mejor ejemplo. De 1914 a 1917: "Emplea elementos clásicos neorenacentistas, como arcos de medio punto y yeserías con motivos platerescos". La vivienda de la calle Santiago para el Marqués de Villapanés es el mayor exponente. De 1917a1923: "El neobarroco se implanta como estilo habitual y los edificios comienzan a tener líneas más simples". Un buen ejemplo es el edificio de la calle Goyeneta, 17. Y de 1923 a1930: "Supone el auge de la arquitectura regionalista con la dictadura de Primo de Rivera y el profuso empleo de artesanía local (cerámica vidriada, ladrillo tallado o artesonados con piñas doradas)". La residencia para Torcuato Luca de Tena, en la Avenida de la Palmera, es la principal aportación.

Con atención sólo a las divisiones temporales, fueron la tercera y la cuarta etapa las más productivas, realizando el 19% y el 17,5% de las viviendas, respectivamente. Sin embargo, estas acotaciones en el tiempo no se corresponden exactamente con la de los estilos empleados. Destaca el neorrenacimiento, con el 30% de los expedientes, seguido por el neobarroco (18%); y el neomudéjar y su regionalismo artesanal, ambos con el 12%. "Son estas últimas, las regionalistas artesanales, las más características de su estilo, como la vivienda para Torcuato Luca de Tena o la Clínica de Fátima. Fuera de Sevilla destacan el edificio de la Plaza de la Tendillas, en Córdoba, o el Gallo Azul, en Jerez de la Frontera". 

La vivienda de Goyeneta 17, en obras. La vivienda de Goyeneta 17, en obras.

La vivienda de Goyeneta 17, en obras. / Víctor Rodríguez

La tesis de Noelia Chaves ha catalogado por primera vez, y de manera exhaustiva, toda la obra residencial de Aníbal González, creando unas fichas que reúnen toda la información necesaria, la descripción completa del inmueble, con sus datos identificativos, el análisis formal, tanto a nivel estructural como ornamental, su contextualización histórica, las intervenciones que se han llevado a cabo, su situación patrimonial actual y el estado de conservación. Este ingente trabajo se ha puesto a disposición del Consorcio de Turismo de Sevilla o del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico para su aprovechamiento turístico y salvaguarda, aunque de momento ha sido sin éxito. "A pesar de la importancia que tiene la arquitectura de Aníbal González para la ciudad de Sevilla nadie acaba de mostrar un verdadero interés en potenciarla y darla a conocer para que la sociedad tome conciencia sobre este tipo de patrimonio y la necesidad que hay de conservarlo. Sólo su familia, está luchando por la apertura de un museo dedicado a su figura y obra desde hace años", lamenta la autora.

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