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Un chispazo de Adriano

  • Tras un primer tiempo sin ritmo alguno por la labor arbitral, el brasileño tardó 4 minutos en meter al Sevilla en la final del Carranza. Sin el brillo esperado, los de Jiménez optarán a su sexto trofeo

sevilla: Palop; Konko, Squillaci, Dragutinovic, Fernando Navarro (Acosta, 75'); Duscher, Zokora (Lolo, 61'); Diego Capel (Adriano, 46'), José Carlos (Kone, 46'), Perotti (Duda, 70'); y Kanoute (Fazio, 78'). Valencia: César; Bruno, Alexis, Maduro (Dealbert, 74'), Alexis; Joaquín (Pablo Hernández, 74'), Marchena, Baraja (Banega, 74'), Mata (Vicente, 74'); Míchel y Miku (Villa, 46'). Goles: 1-0 (49') Adriano. 2-0 (90') Kone. Árbitro: Paradas Romero (andaluz). Expulsó a Jiménez (43') por pedirle explicaciones al cuarto árbitro ante el continuo frenar el ritmo del juego. Amonestó a los sevillistas Palop, Zokora, Adriano, y a Bruno, por el Valencia. Incidencias: Segunda semifinal del LV Trofeo Carranza disputado en el estadio gaditano Ramón de Carranza ante unas 5.500 personas. El Sevilla saltó al césped con una camiseta con la imagen de Dani Jarque, recientemente fallecido. El Sevilla se enfrentará en la final al Deportivo, que venció el jueves al anfitrión por 1-3. Mal estado del césped y viento de levante.

El Sevilla defenderá hoy en la final su condición de campeón del Carranza y optará a su sexto trofeo gaditano después de vencer al Valencia con un gol de Adriano y otro de Kone. Eso, así de simple, fue lo que deparó una noche de levante gaditano. Para quien esperaba buen fútbol, que eran muchos en la parroquia sevillista, habrá que aguardar a que haya más suerte ante el Deportivo, porque por una cosa o por otra, el partido que se repetirá en la primera jornada liguera transcurrió entre lo que más bien era un letargo activo que se animó sólo en la segunda mitad, aunque con matices. Porque lo animó Adriano de un chispazo y volvió a caer en la balsa del aburrimiento.

Había ganas de ver a Kanoute en la cita de Cádiz. Con el gigante se han seguido los pasos previstos en el club desde que volvió de vacaciones. Haberlo puesto a jugar antes hubiese sido dar pie a la federación de Mali a llevárselo y ello hubiera supuesto que se rompiera la planificación que los técnicos habían diseñado, que no era otra que llegar hasta aquí con el rodaje más o menos hecho, con la verdadera vara de medir en ristre. Eso es lo que no habían parado de repetir los responsables del proyecto. De modo que Jiménez entregó una hojilla de alineaciones en la que sólo las ausencias de Escudé, Jesús Navas y Luis Fabiano eran las que impedían que se pudiese decir que se trataba de un once de gala de los de cualquier día de competición.

Pero lo que se había vendido como la prueba del nueve parecía que iba a salir rana desde el comienzo. El equipo de Jiménez se aburrió a sí mismo en una primera parte de nulo ritmo a lo que contribuyó notablemente un arbitraje meticuloso que cortaba casi cada jugada para desesperación de público, futbolistas y entrenadores. En esta época del año lo que más odian los técnicos es un árbitro que les deje con uno menos -lo que supone casi tirar a la basura el ensayo- o que frene el ritmo de un partido. Es lo que hizo Paradas Romero, que expulsó a Jiménez además cuando éste le fue a pedir un poco de mano izquierda al cuarto árbitro. Pero es que ese ritmo continuamente roto fue un hándicap más para un Sevilla que es cierto que no necesita mucho para estancarse en ataque. Faltó fluidez en muchas fases, el técnico pide un centrocampista de enganche y esa falta de continuidad y transición en el juego hacía que Kanoute estuviera ailslado, aparte de que el franco-malí no tiene ni una pizca de ritmo y donde más a gusto se siente además no es como último hombre.

Así, corriendo los minutos entre silbatazo y silbatazo, se pasó una primera parte en la que lo más interesante fue un cambio de juego de José Carlos al hueco que Perotti no controló correctamente ante César. Había pasado media hora de juego desde el inicio y una falta lanzada por Perotti flojo y abajo había sido el único precedente ofensivo.

Atrás, se transmitieron sensaciones de cierta inseguridad. La pareja Bruno-Joaquín creó en ocasiones superioridad con facilidad a Fernando Navarro y Zokora no terminaba de anclarse con Duscher por el centro. Dos sustos tuvo Palop en poco tiempo. Un balón que sacó casi a bocajarro y una falta de Baraja que buscaba la escuadra.

Pero en el descanso se gestó el chispazo eléctrico con que el Sevilla se plantaría en la final. Adriano, que ocupó el sitio de un Capel a banda cambiada por la derecha, tardó cuatro minutos en poner la vertical y reventar el partido. El brasileño había puesto el despertador y el choque prometía ser otro. También notó el Sevilla la presencia de otro delantero para ganar en poder de intimidación. Con Kone arriba, la cosa se entonó algo, hubo contras interesantes y algunos salieron del letargo. Perotti, que además, había dejado las riendas muy largas a Bruno, parecía más animado e indicios hubo de cambiar el ritmo de la noche, aunque el carrusel de cambios, que propició hasta que Duda jugara sus primeros minutos de la pretemporada, impidió que ese Sevilla más fresco tuviera continuidad.

Hubo muchos cambios de posiciones, también unos minutos bajo el sistema 4-3-3 con un pivote (Duscher) y dos interiores (Fazio y Lolo), algún susto protagonizado por Villa y hasta tiempo para ver un segundo gol gestado en una aportación a balón parado -lo suyo- de Duda que cabeceó Kone para apuntalar esa presencia en la final que además permitirá a Jiménez ver a su equipo contra otro Primera, el Dépor.

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