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Entre una cosa y otra...

  • El Sevilla le dice adiós al sueño de volver a pelear por la Copa ante un Madrid que machacó al final. No es excusa, pero un nuevo fallo de un auxiliar volvió a perjudicar a los nervionenses.

El Sevilla se despidió de la Copa del Rey con la dignidad que se le presupone al campeón de la misma, pero también con la sensación de que le faltó ejecutar la segunda parte del plan para haber repetido en este mismo escenario el Miércoles Santo. Los sevillistas volvieron a caer frente al Real Madrid y también, oh casualidad, se pueden sentir engañados, por no utilizar un calificativo más duro, por una decisión de un auxiliar del árbitro, esta vez a través de un fuera de juego que al menos no admitirá el recurso de acudir a Stephen Hawking, Isaac Newton o cualquier otro físico para justificarlo.

¿Quiere esto decir que el Sevilla no estará en la próxima final de la Copa del Rey por los árbitros de esta eliminatoria? Pues probablemente no o tal vez sí, según con el cristal con que se mire, que de todo habrá a la hora de tomar partido por una teoría u otra. Lo cierto es que dos goles no subieron al marcador y que también el resto del partido fue un error detrás de otro. Pero escudarse en los árbitros pertenece al reino de los perdedores y tampoco este Sevilla, aún campeón de la Copa hasta que Barcelona o Real Madrid suban a alzarla en un día tan significado, se merece que así sea.

Paradójicamente, el partido se ajustó al guión previsto por el Sevilla desde el principio, aunque, como ya quedó dicho, pudo ser mucho mejor si la balanza de los errores arbitrales no se hubiera inclinado, como siempre, hacia el mismo sitio. Mourinho, seguro, no apuntará en su famoso papelito que Negredo arrancó en posición absolutamente legal cuando Zokora le puso el balón por delante. La pelota sí sobrepasó esta vez la raya de gol de manera sobrada, pero tampoco subió al marcador a pesar de la indiscutible legalidad del tanto.

El Sevilla había tenido la oportunidad de ponerse por delante en el Santiago Bernabéu, como también lo pudo hacer el Real Madrid minutos antes cuando Di María remató al poste y Benzema no tuvo los suficientes reflejos para remachar a puerta vacía. La diferencia es que en el caso de los locales fue un error endógeno, mientras que a los blanquirrojos le usurpaban ese primer gol alguien ajeno a la causa.

Nada, aquello tenía que continuar como estaba escrito en la libreta de Gregorio Manzano. El técnico jiennense había metido en la alineación titular a ocho futbolistas, nada menos que ocho, que no habían salido de partida frente al Deportivo. Sólo repitieron Martín Cáceres, Escudé y Negredo. Si a esto se le suma que el físico del Real Madrid, decían, tampoco estaba en su mejor momento, pues estaba claro que aquello exigía una elevada intensidad desde el principio. Y, efectivamente, los primeros minutos se jugaron a toda velocidad por parte y parte, algo que era bueno para los intereses nervionenses, pero sobre el minuto 25 se iba a producir un parón en ese ida y vuelta. Lo peor, tal vez, es que la propuesta parecía sevillista, pues el equipo visitante optó por conservar el marcador inicial a la espera de tiempos mejores.

Fue una fase más insípida. El Real Madrid trataba de matar la eliminatoria en una contra; el Sevilla buscaba una mejor salida del balón apoyándose en la conexión de Rakitic con Romaric, escorado a la izquierda, o con Kanoute. Pero la realidad era otra bien diferente y costaba mucho que alguna jugada tuviera continuidad arriba, entre otras cosas porque los blanquirrojos no se fiaban de las famosas contras del conjunto de Mourinho y tal vez partían con la idea de que no los cogieran desprotegidos en una de ellas. Como en la que Javi Varas salvó el primer match ball ante Cristiano Ronaldo, por ejemplo, a la media hora.

La imagen del Sevilla, de cualquier forma, no era mala, sobre todo si entraba dentro de una estrategia de desgaste a un rival que, en teoría, debía acusar muchísimo más la acumulación de esfuerzos. Faltaba el segundo apartado del plan y éste fue el que falló por todo la alto. Teóricamente, Manzano debía darle más salida a su equipo en el segundo periodo, concretamente entre el minuto 55 y 60 y ahí no apareció ese cambio de ritmo.

El cuadro nervionense pedía ya a gritos la salida del campo de Rakitic o Romaric, o los dos a la vez, para meter más elementos de ataque. Los cambios llegaron tal vez un pelín tarde y lo peor fue el resultado que depararon los mismos, pues las ocasiones de gol no acabaron de llegar jamás y lo más peligroso fue la segunda jugada de un córner en la que Luis Fabiano no llegó a rematar un centro demasiado potente.

Corría el minuto 76 y ahí se esfumó todo el sueño, precisamente cuando el Madrid parecía más débil, pero cuando ya corría más riesgos el Sevilla llegaría la sentencia por parte de Özil con toda la defensa descolocada. El campeón cedía su corona de la Copa y lo hacía con la cabeza bien alta, frente a uno de los dos equipos que están en el nivel superior. Aunque queda la sensación de que a los hombres de Manzano les faltó, tal vez, subir un escalón para repetir en la final.

Árbitro: Fernando Teixeira Vitienes l (cántabro). Lo confundió su auxiliar en el gol que anuló a Negredo, también se hizo el loco en un derribo de Carvalho a Kanoute, aunque éste parecía más difícil de ver, pero lo peor estuvo en el reparto de la tarjetas.

Tarjetas: Roja Sergio Sánchez (85'). Amarillas Fernando Navarro (37'), Martín Cáceres (41'), Zokora (49'), Xabi Alonso (64'), Sergio Sánchez (66' y 85') y Sergio Ramos (89').

Goles 1-0 (82') Özil. Balón en profundidad de Khedira para su compatriota, éste parte en solitario, dribla con tranquilidad a Javi Varas y marca a puerta vacía. 2-0 (94') Adebayor. Córner sacado en corto por el Real Madrid con centro de Lass Diarra que el africano controla con el pecho y empalma a la red con facilidad y violencia.

Incidencias: Partido de vuelta de las semifinales de la Copa del Rey disputado en el estadio Santiago Bernabéu ante 63.000 espectadores. Se guardó un minuto de silencio por el ex jugador madridista José Llopis. El Real Madrid se clasifica para la final por un tanteo global en la eliminatoria de 3-0.

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