Sevilla | hércules · el otro partido

Tan raquítica como vital

  • El Sevilla cumplió a pies juntillas el deseo de Manzano, jugar peor para ganar y así refrendar la mejoría del nuevo 4-4-2 · El gol de Rakitic, símbolo de la savia nueva.

Después de aguantar con las pulsaciones por las nubes el asedio final del Hércules, con hasta tres córners en contra en los últimos minutos, el sevillismo aplaudió y apreció un triunfo vital. En otras circunstancias no tan lejanas, el runrún y la protesta se hubiesen puesto en evidencia ante la falta de buen juego y la nerviosera final, pero este Sevilla que tan bien jugó en Santander y ante el Oporto para llevarse dos crueles decepciones no está para alharacas. Bajo el nuevo 4-4-2 en rombo gracias al molde de juego que permiten Medel y Rakitic, el equipo de Manzano cumplió a rajatabla lo que solicitó su técnico: jugar peor y ganar. Ahora es séptimo, en espera de lo que hoy ocurra en el Real Sociedad-Mallorca, y se abre un panorama más esperanzador.

La esperanza viene por esa mejoría que sigue apuntando el Sevilla desde la irrupción revitalizante de Medel y Rakitic y que hasta ayer no tuvo el necesario refrendo de un triunfo. Ambos debutaron, con buena imagen, en el Bernabéu; repitieron, ya con el chileno como titular, en El Sardinero y escenificaron el mejor partido del Sevilla en mucho tiempo en la muy cruel y frustrante derrota frente al Oporto. Hacía falta ganar ya, para no dejar en nada esa nueva realidad esbozada. Más aún viendo cómo se venía desarrollando la jornada. Los empates de Valencia y Villarreal, casi anecdóticos por lo lejos que están ambos ya, y, sobre todo, los tropiezos de Espanyol y Getafe, el anterior ocupante del séptimo puesto, le ponían al Sevilla una ocasión de oro en bandeja. Pero más de uno barruntaría tragedia en esos balones colgados al final del encuentro por el Hércules viendo que se podía ir por el sumidero de una nueva decepción lo que estaba tan de cara. De ahí la importancia de este raquítico pero revitalizador triunfo.

El gol del suizo-croata simboliza la importancia de la nueva savia en este equipo. Su primer tanto como sevillista fue la rúbrica, además, del juego directo que eligió Manzano para saltarse la muralla de piernas en la medular que dispuso Esteban Vigo. Menos conducción, menos elaboración, más llegada. Tanto Medel como Rakitic proyectan desde ya un nuevo Sevilla, porque ambos escupen el balón a la primera, con rapidez y precisión.

Ese tanto del internacional croata es un gran ejemplo de un fútbol directo que, con Luis Fabiano y Negredo en el campo, puso en escena el once titular elegido por Manzano. Saque de Javi Varas -que aportó un paradón clave en el minuto 66-, excelente control de pecho del brasileño, quien espera el momento justo para buscar al madrileño, y precisa dejada de pecho de éste para la llegada de Rakitic.

También se hizo posible el triunfo bajo esa nueva fórmula del 4-4-2 en rombo por el despliegue físico y táctico de Medel, un futbolista que ocupa mucho a lo ancho y que suele acertar con el pase al compañero más cercano. El Sevilla tiene otra cara con él. Igual que es más seguro en los balones colgados gracias a la aportación del gigantón Fazio, un baluarte en esos minutos finales de un asedio que debió impedir el Sevilla si hubiese dibujado mejor algún contragolpe. También influye que con Escudé, pese a no firmar un partido excelso, la línea se tira arriba por norma: hasta en 7 fueras de juego incurrió el Hércules. Todos esos pequeños matices suman, Medel, el gol de Rakitic y ganar jugando mal para zanjar lo que el chileno llama mufa, el malfario, el mal humor que reinaba sólo unos días atrás.

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