Buscando vientres de alquiler

maternidad subrogada El precio de un útero prestado oscila entre 30.000 y 100.000 euros

Muchas parejas y personas solteras sin hijos que quieren recurrir a una tercera para concebir y dar a luz se van al extranjero para sortear las trabas legales

Una pareja posa junto a su hija en un apartamento alquilado en Nueva Delhi.
Una pareja posa junto a su hija en un apartamento alquilado en Nueva Delhi.
Efe / Madrid

12 de agosto 2012 - 05:01

La maternidad subrogada, conocida popularmente como vientre de alquiler, es una práctica ilegal en España, pero son muchas las parejas y personas solteras que desean tener un hijo y sortean esta prohibición recurriendo a otros países e inscribiendo luego al bebé como propio en el Registro Civil.

Es difícil cuantificar el número de niños nacidos con esta práctica fuera de España ya que no existe un registro oficial y todas las fuentes consultadas por Efe coincidieron al señalar la dificultad de conocer esa cuantía ya que las personas que optan por este método lo hacen por vías muy diferentes.

Los niños no se inscriben en ningún sitio como nacidos por vientre de alquiler, aunque en algunas agencias que asesoran y apoyan a esas personas en el proceso posibilitaron el nacimiento de al menos medio centenar de niños en los tres últimos años.

El ordenamiento jurídico español es taxativo en este sentido: el artículo 10 de la ley sobre técnicas de reproducción humana asistida de 2006 dice claramente que "será nulo de pleno derecho el contrato por el que se convenga la gestación, con o sin precio, a cargo de una mujer que renuncia a la filiación materna a favor del contratante o de un tercero en cuestión".

Sin embargo, junto a esta normativa, convive una instrucción dictada en 2010 por el Ministerio de Justicia, que permite inscribir en el Registro Civil a estos niños, nacidos de al menos un español, con la condición de que se presente una resolución judicial del país donde es legal el contrato de gestación sustitutiva, en la que se determine la filiación del pequeño.

Para algunos expertos en Derecho Civil, como el catedrático de la UNED Carlos Lasarte, se trata de una "incongruencia" y "un fraude de ley" porque, desde un punto de vista técnico, "es inaceptable que se pretenda colar por vía reglamentaria lo que legalmente es una prohibición".

En su opinión, lo más razonable sería regular y "afrontar legalmente" la figura de la maternidad subrogada, tras los avances biológicos y científicos en el campo de la medicina con la fecundación in vitro.

Y se debería acometer porque son cada vez más las personas que recurren a esta técnica de reproducción asistida y en su mayoría, en cerca de un 85% de los casos, según el profesor, son parejas heterosexuales con problemas de fertilidad, que quieren ver cumplido su deseo de ser padres y madres tras varios intentos fallidos de embarazo natural y por fecundación in vitro.

Son parejas de clase media alta, que pueden permitirse pagar entre 30.000 y 100.000 euros por "alquilar" el útero de una mujer para que lleve adelante un embarazo y dé finalmente a luz a su bebé.

Los gastos pueden variar considerablemente si se lleva a cabo en un país u otro. Desde la India, que se convirtió en un lugar preferente para cientos de parejas o personas solteras para recurrir a madres de alquiler, hasta Estados Unidos -donde está permitido en algunos estados-, que son pioneros en esta técnica.

Desde Nueva Delhi llegó la semana pasada a Madrid Cayetana. Lo hizo en brazos de sus padres, el español Juan Antonio y la argentina Elsa, tras dos meses de tensa espera en la India, mientras se solucionaban los trámites para nacionalizarla.

El centro médico donde nació, tras comprobar el contrato de subrogación, estableció como padre a Juan Antonio, fuente de los espermatozoides que fecundaron el óvulo, y como madre a su esposa, pero a partir de ese momento, por el choque de las legislaciones, la situación se complicó.

La Embajada española se negó a nacionalizar a la pequeña al alegar que su partida de nacimiento era inválida porque no recogía la identidad de la madre gestante, y el Gobierno de Argentina, donde está prohibido también esta práctica, finalmente concedió la nacionalidad de ese país a la bebé tras un recurso interpuesto por Juan Antonio y Elsa.

Tras obtener el pasaporte argentino, los tres pudieron viajar a Madrid, donde el matrimonio tiene su residencia habitual y donde tienen la intención de inscribir a la niña.

De esta manera, Cayetana adquirirá finalmente también la nacionalidad de España que se le negó en la India.

Es un ejemplo de las trabas legales y burocráticas con las que se encuentran los padres que optan por esta técnica en algunos países, aunque en otros, como Estados Unidos, según Sebastián Expósito, padre soltero de una niña nacida con esta técnica en 2008, "todo está controlado".

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