Sociedad

Cancún trabaja a toda velocidad para intentar llegar a un acuerdo de mínimos

  • Tras diez días de conversaciones, Japón sigue sin ver sentido a continuar con los compromisos de reducción de emisiones si EEUU, el segundo país más contaminante del mundo, no se compromete con el clima

La conferencia de cambio climático de Cancún entró ayer en una carrera contra el tiempo para encontrar acuerdos sin que hayan podido destrabarse algunas de las cuestiones más difíciles como mitigación y continuidad del Protocolo de Kioto.

"Todos absolutamente tienen que hacer algunas concesiones", dijo ayer uno de los negociadores líderes de México, Luis Alfonso de Alba. "O hacemos lo que podemos y debemos hacer en las próximas horas, o saldremos de Cancún sin un acuerdo". Así de negativo se mostraban también ayer los representantes de muchas de las grandes naciones como el Reino Unido o Japón.

En las negociaciones se ha hablado de dinero, de derechos indígenas, de tecnologías verdes, de bosques, de mercados, pero nada en los últimos diez días ha tenido tanta importancia como Kioto.

El nombre de esa ciudad japonesa se cuela por todas partes en el Hotel Moon Palace, donde deliberan las delegaciones de 193 países en una lucha para llegar a acuerdos antes de que hoy acabe la cumbre.

Japón, la cuna del Protocolo de Kioto, dijo que no quiere ni pensar en renovar ese acuerdo firmado en 1997, por medio del que 37 naciones industrializadas se obligaron a recortar sus emisiones de seis gases de efecto invernadero en una media de 5% para 2012.

Las decisiones de 1997 tardaron hasta 2005 en entrar en vigor. Ahora, el final de la primera tanda de compromisos está a tiro de piedra y no se sabe qué pasará después de esa fecha.

EEUU, el segundo mayor emisor del mundo, se pasea por Cancún diciendo que ellos con Kioto no tienen nada que ver, ya que nunca ratificaron el acuerdo. Y eso es lo que molesta a Japón, que no ve sentido en seguir con el esfuerzo, si no están incluidos también los mayores contaminantes.

Kioto está lejos de ser la solución para el problema del cambio climático. Apenas cubre el 30% de las emisiones actuales. Sobre todo es un símbolo: del éxito o fracaso del único acuerdo obligatorio que se ha logrado en casi dos décadas de negociaciones sobre el clima.

"Esto tiene a las negociaciones realmente en un aprieto", dijo Gustavo Ampugnani, el coordinador de clima de Greenpeace México. El riesgo es que Cancún se convierta en la tumba del Protocolo de Kioto.

"Sería retirarle la confianza a este tipo de documentos legales. No es matar al Protocolo de Kioto, pero sí es herirlo mortalmente. Esperemos que Cancún lo mantenga, pero vivo y saludable, no con una máscara de oxígeno".

Brasil, que con Gran Bretaña encabeza un grupo de trabajo dedicado a destrabar este tema, dijo que podría lograrse una fórmula de redacción que navegue entre la postura de los que quieren que Kioto siga y los que quieren enterrarlo.

Para organizaciones ambientalistas, bastaría con que en Cancún se asentara en un texto un "guiño" de buena voluntad hacia Kioto. Una simple referencia explícita de que se continuará con algún tipo de instrumento jurídico vinculante después de 2012.

"Todo puede pasar en este momento", dijo la directora del programa de cambio climático de la organización conservacionista World Wide Fund (WWF) México, Vanessa Pérez-Cirera. Si Japón decide no seguir adelante con Kioto, otras naciones que sí estarían dispuestas a un segundo periodo de compromisos podrían querer dar marcha atrás también. "Por eso es tan clave que Japón no se baje del barco", dice Pérez-Cirera.

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