"Bebo para divertirme", es una de las respuestas que dan los jóvenes cuando se les pregunta por qué consumen alcohol. Pero detrás de todo esto está el uso de una droga capaz de alterar la percepción, el estado de ánimo y esconder los miedos, presiones, y frustraciones. ¿Son las bebidas alcohólicas capaces de hacer que desaparezcan tus temores o de conseguir que caigas mejor a tus amigos?

El 89% de los adolescentes declara que en sus casas se consume alcohol de forma habitual, según se desprende del estudio Relación Jóvenes y Alcohol realizado por el Observatorio de la Adolescencia en colaboración con la Fundación Alcohol y Sociedad. El resultado del informe está en las páginas del libro ¿Por qué beben? Adolescentes y alcohol: claves para comprender a tus hijos de Francesc Xavier Altarriba, doctor en Sociología y en Neurociencias.

El estudio está basado en 23.000 entrevistas a adolescentes españoles, de entre 12 y 18 años, efectuadas durante cuatro años consecutivos. Según, Altarriba son tres los motivos por lo que los chavales consumen alcohol: para evadirse, desinhibirse y como un proceso de imitación.

Otro dato preocupante, es que el 53% de los jóvenes suele emborracharse unas 5 veces al año, el 33% se emborracha entre 5 y 30 veces al año, y el 8% lo hace cada 15 días. Además, el 90% del consumo de alcohol se realiza durante los fines de semana o festivos, según se desprende del estudio.

Los jóvenes beben grandes cantidades de alcohol, siendo cada vez más frecuentes consumos muy elevados en cortos periodos de tiempo, dando lugar al denominado "atracón" (ingerir 5 o más bebidas en aproximadamente dos horas). "En muchos países es motivo de creciente preocupación el uso nocivo del alcohol por parte de jóvenes y de mujeres. Beber hasta intoxicarse o ingerir circunstancialmente grandes cantidades de alcohol son episodios frecuentes entre los adolescentes y adultos jóvenes, y los perjuicios que acarrea el uso del alcohol son mayores en los grupos de edad más jóvenes de ambos sexos", resalta la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Altarriba entiende que la manera más efectiva para combatir el problema está en la formación en valores durante la niñez. "Los padres deben inculcar buenos hábitos y trasmitir valores".

Que los jóvenes se inician cada vez más temprano en el consumo de bebidas alcohólicas no es algo nuevo, y así lo demuestran las estadísticas. Según las Encuestas Estatales sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias (Estudes) 2006, el alcohol fue la sustancia más consumida durante ese año entre los escolares de 14 a 18 años. El 79,6% lo había probado alguna vez, un 74,9% lo había consumido en el último año y el 58% en el último mes (previo a la encuesta). A medida que avanza la edad, la cifra de escolares que bebía aumentaba.

16,7 años era la edad promedio a la que se iniciaban los adolescentes en el consumo de bebidas alcohólicas, según la Encuesta Domiciliaria sobre Consumo de Alcohol en España 2005. Pero la catedrática de Teoría de la Educación Petra María Pérez ha alertado de que ahora empiezan más temprano, entre los 13 y 14 años.

"Desde el punto de vista de la Salud Pública, el alcohol es responsable de unas 195.000 muertes al año en la Unión Europea (UE) y es el tercero entre 26 factores de riesgo de mala salud en la UE, por delante del sobrepeso y la obesidad y sólo superado por el tabaco y la hipertensión arterial", según indica un Estudio sobre Alcohol en Europa patrocinado por la Comisión Europea. Además, también agrega que el coste estimado de tratar estos problemas de salud es de 17 billones de euros; cinco de ellos invertidos en la prevención y tratamiento del consumo perjudicial de alcohol y la dependencias alcohólicas.

"Los jóvenes soportan una parte desproporcionada de esta carga, debiéndose al alcohol más del 10% de la mortalidad de las mujeres jóvenes y en torno al 25% de la de los varones jóvenes. Poco sabemos acerca de la dimensión del daño social en los jóvenes", resalta el informe.

"El uso peligroso del alcohol produce daños sociales y costos económicos diversos, la mayoría de los cuales no se reflejan en las estadísticas sobre las enfermedades relacionadas con el alcohol", según la Organización Mundial de la Salud.

Los jóvenes no deben asociar el alcohol con la diversión, sino con los problemas que puede tener sobre su desarrollo físico y biológico, tales como: el envejecimiento prematuro, el aislamiento social o el desarrollo de algunas patologías. Beber alcohol entre 13 y 18 años altera los niveles de las hormonas sexuales y las del crecimiento y dificulta el aprendizaje y la retención de información.