Sociedad

La catarata de solidaridad de Barraquer

  • La hija del eminente oftalmólogo lleva once años operando por todo el mundo a los más desfavorecidos Suele operar a 200 personas a la semana

La doctora Elena Barraquer suele viajar alrededor de siete veces al año a países con carencias médicas para operar de cataratas a los más desfavorecidos y, en sus casi once años de periplo, habrá operado ya a unos 3.000 pacientes, una labor con la que asegura haber logrado "el sueño de su vida".

Con un equipo móvil de seis personas cargado de aparatos, Elena Barraquer viaja por todo el mundo y realiza una media de 35 intervenciones diarias, algunas veces acompañada de sus hijos Stéfano (22 años) y Rodrigo (19 años) como voluntarios, con los que ha viajado a Kenia del 19 al 27 de julio.

Durante los siete días que dura esta caravana solidaria, suele operar a unas doscientas personas, pero su rapidez se ha ido perfeccionando con los años, consciente de que para las personas que tienen cataratas ella es "su única posibilidad en sus países de origen", subraya la oftalmóloga en una entrevista con Efe.

Pacientes sin recursos de países como Senegal, Bangladesh, Gabón, Guinea Ecuatorial, India, Kenia, Marruecos, Nigeria o Congo han visto recalar la caravana solidaria de la Fundación Barraquer, que esta semana está en Camerún y que el 7 de septiembre marchará hacia Mozambique.

"El mejor regalo que me hizo mi padre fue vender un Mercedes Benz de los años 30 a un americano y ampliar la obra social que inició mi abuelo; con el dinero de la venta del coche, creó la Fundación Barraquer el 10 de julio del 2003", explica la doctora, representante de la cuarta generación de una saga de oftalmólogos de Barcelona.

Pese a que la idea de proponer "viajes solidarios" fue de ella, vicepresidenta de la Fundación, reconoce que sin su padre, Joaquim Barraquer, de 86 años, y la venta del coche, nada hubiera sido posible.

Precisamente, a mediados de agosto asistirá con su padre al Festival de Música de Salzburgo, un viaje que ya se ha convertido en tradición, ya que lo llevan realizando desde 1989, y, para octubre, se llevará a su madre de compras y a ver musicales a Nueva York.

"Este viaje por separado les viene muy bien a los dos, porque mi madre no es tan amante de la música clásica como mi padre y él detesta tanto los musicales como ir de compras", confiesa divertida.

Elena Barraquer se considera una afortunada por tener un trabajo que le encanta, pero, con estos viajes solidarios, cree que ha conseguido "el sueño" de su vida, al poder "ayudar a gente necesitada".

"En la clínica Barraquer hay diez cirujanos expertos en cataratas, pero hay lugares en el que yo soy la única solución para su vista", reconoce Elena, que vivió trece años en Italia antes de volver a su ciudad natal, Barcelona.

A la doctora Barraquer le encanta la vida al aire libre, como ir a la playa, bañarse o pasear por la montaña, actividades de la que disfruta acompañada siempre de Blondie, una perrita golden retriever de ocho años, a la que califica de su "mayor pasión".

Orgullosa de sus hijos, Stéfano, que estudia medicina en Zagreb, y Rodrigo, un apasionado de la música electrónica, Elena suele esquiar también con ellos en invierno.

Para obtener fondos para la Fundación Barraquer, ha organizado cenas de gala, conciertos, exposiciones, mercadillos, campeonatos de pádel o regatas benéficas y hasta ha promocionado una alpargata solidaria de la firma Castañer.

"Yo soy muy sociable, muy amiga de mis amigos y no me importa nada acudir a los eventos sociales, porque me lo paso bien; pero también es verdad que tienes que ir a los de los demás si quieres que ellos acudan a los tuyos", recalca Elena.

El pasado mes de junio, la oftalmóloga anunció asimismo que la histórica Clínica Barraquer operará de cataratas de forma gratuita a los pacientes que les derive la Mesa del Tercer Sector.

Práctica, acostumbrada a vivir al día, Elena Barraquer no es mujer de hacer planes, pero sí que tiene claro que su futuro ideal para dentro de unos quince años será dedicarse por completo a la Fundación que creó su padre: "Una semana de viaje, operando, y las otras tres, recogiendo fondos".

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