El 24 de noviembre los servicios de seguridad de la Moncloa detectaron la llegada de un sobre con material pirotécnico a Presidencia del Gobierno por correo ordinario.

Unos días más tarde, el 30 de noviembre, pasó algo similar en la Embajada de Ucrania en Madrid. Esta vez el sobre sí se accionó y le causó rasguños en un dedo a un empleado de la legación diplomática.

Posteriormente, ese mismo día, otro sobre similar fue interceptado en la empresa de armamento Instalaza, con sede en Zaragoza, que se encarga de fabricar los lanzagranzadas que España está enviando para apoyar al ejército ucraniano en la guerra desatada tras la invasión rusa.

Estos sobres contenían pequeñas cantidades de pólvora y metralla preparados para arder en el momento de ser abiertos, aunque con escasa potencia explosiva. 

Otros envíos similares llegaron, en días posteriores, a las sedes del Ministerio de Defensa en Madrid, a la base aérea de Torrejón e Ardoz y a la Embajada de Estados Unidos en la capital. 

La Policía española concluyó entonces que los paquetes postales habían sido enviados desde España, concretamente desde Valladolid o una zona cercana a esta ciudad. Estas misivas llegaron a la vez, además, de que un equipo de la Policía y la Guardia Civil (EPA) se desplazara hasta Ucrania para investigar crímenes de guerra. 

Grupo ultra

A la recepción de estos sobres se sumaron otros con restos de sangre y de partes de animales que no solo llegaron a España sino a instituciones de otros países.

Hace unos días, el medio The New York Times publicaba un reportaje en el que aseguraba que era un grupo ultra dirigido por Rusia el que estaba detrás de envío de dichas cartas según fuentes de la Administración de Estados unidos.

Sin embargo, la Policía en España tenía sospechas sobre si los sobres con material pirotécnico tenían como origen este grupo ultra, por lo que continuaron con la investigación. 

El posible autor

En la mañana de 25 de enero, la Policía ha detenido a un varón de 74 años en Miranda de Ebro, en la provincia de Burgos.

Se trata de un hombre al que sus vecinos definen como alguien solitario y un poco extraño pero que no parece que tenga ningún tipo de enfermedad de tipo mental. Tampoco tiene antecedentes penales.

Antes de jubilarse trabajaba como personal laboral en el Ayuntamiento de Vitoria y lo que se sabe hasta ahora es que es pro ruso. Se está tratando de averiguar si se ha autoadoctrinado o alguien lo ha conducido a ello. 

El hombre ha sido detenido en la calle, algo que los agentes tenían estudiado por miedo a hacerlo en su vivienda y que éste contara con algún tipo de explosivo que pudiera accionar.   Actualmente el detenido está esperando en el municipio mientras proceden al registro de su vivienda en busca de pruebas.

Posteriormente será trasladado a la Comisaria General de Información en Madrid, a la que llegaban personas vinculadas a ETA o yihadistas.

Al presunto autor se le acusa de un delito de terrorismo. El caso estaba siendo instruido por la Audiencia Nacional ya que se creía que era un grupo criminal quien estaba detrás de los envíos. Puesto que ahora se trata de un solitario es posible que este organismo deje de instruir la causa, algo que quedará determinado cuando cese el registro del domicilio del individuo.