Sociedad

La crisis dispara los falsos secuestros

  • Hasta 24 personas simularon durante 2012 haber sido secuestradas a fin de obtener un rescate que les sacara de los apuros económicos.

La crisis agudiza el ingenio, pero la imaginación puede jugar una mala pasada. Así le ha sucedido a las 24 personas que simularon sus propios secuestros durante 2012 para obtener de sus familiares un rescate que les sacara de los apuros económicos. 

Un delito que, según ha constatado la Policía, se ha disparado en el último año a consecuencia de la crisis. De hecho, solo el pasado año se denunciaron 24 falsos secuestros, el doble que en 2011. 

"Hay gente que no puede afrontar sus deudas y finge su propio secuestro, lo que supone no solo un delito, sino una estafa a sus propios familiares", asegura Alberto C. González, inspector jefe de la Sección de Secuestros y Extorsiones de la Policía Nacional. 

¿Cómo se descubre al impostor? El inspector jefe explica que uno de los indicios que da la primera pista de que puede tratarse de un secuestro simulado es que la llamada a la familia pidiendo el rescate la haga el propio estafador

En cualquier caso, la Policía activa el protocolo de actuación que se aplica en un secuestro y es ahí cuando los investigadores comprueban si la víctima está retenida en contra de su voluntad. 

Uno de los últimos casos, como recuerda González, es el de una joven valenciana cuyos padres denunciaron su secuestro en Egipto el 31 de diciembre después de que les enviara varios mensajes de móvil, en los que además aseguraba que la iban a matar si no hacían efectivo el rescate. 

Finalmente, y con viaje de los negociadores policiales a Egipto incluido, la Policía descubrió, a través del análisis de las respuestas a los mensajes que le enviaban sus padres dirigidos por los agentes, que todo era una farsa. 

Otro caso, también en Nochevieja, es el de un joven sueco que pasaba el fin de año en Marbella y simuló su propio secuestro pidiendo un rescate de 3.000 euros. La treta tampoco le sirvió. 

Además de estos casos singulares y los que se producen por las deudas contraídas, la Policía ha detectado otras motivaciones como simular un secuestro para justificar una ausencia por infidelidad, o como la reciente excusa de una mujer que reconoció que lo hizo para ocultar su actividad laboral, de la que se sentía avergonzada. 

Pese a la creencia extendida de que el autosecuestro no es un delito, el Código Penal lo recoge como tal, y en su artículo 457 establece una multa de seis a doce meses para aquel que "simulare ser responsable o víctima de una infracción penal o denunciare una inexistente, provocando actuaciones procesales". 

Pero hay también secuestros reales. El pasado año, según datos hechos públicos por la Policía, se denunciaron en España 17 de ellos -el mismo número que en 2011-, todos ellos resueltos, mientras que este cuerpo colaboró en 9 casos internacionales -españoles secuestrados en el extranjero-, frente a los 16 del año anterior. 

También los agentes especializados en este delito han intervenido en 17 incidentes críticos, situaciones en las que puede o no haber rehenes y en los que tuvo que intervenir un negociador titulado. 

González diferencia entre los secuestros de alta intensidad -caracterizados por la peligrosidad de los autores, el tipo de víctima o la forma de cautiverio- y los de baja intensidad, de más fácil resolución. 

De todos modos, la investigación es complicada porque en muchos casos entre secuestradores y víctimas existe una relación delincuencial y detrás de una detención ilegal "está el crimen organizado o el ajuste de cuentas". 

Entre los secuestros resueltos en 2012 por la Policía destaca la liberación de un ciudadano de Bangladesh retenido durante 48 horas en un cobertizo de Lozoyuela (Madrid) bajo la amenaza de matarle si su familia no abonaba 4.000 euros, en una operación de los GEO en la que fueron detenidas tres personas. 

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