Veinte años después del asesinato de Miriam, Toñi y Desirée, las tres niñas de Alcásser, sigue sin conocerse el paradero de Antonio Anglés, considerado el autor material de los crímenes, mientras Miguel Ricart, el único detenido por los hechos, cumple en prisión una condena de 170 años.

El día 13 se cumplen dos décadas de la desaparición de las tres menores de entre 14 y 15 años, que fueron vistas por última vez cuando se dirigían desde Alcásser, una población de Valencia donde residían, a una discoteca de Picassent a la que nunca llegaron. Se inició entonces una búsqueda que concluyó el 27 de enero de 1993 cuando un agricultor descubrió una fosa en la que las menores estaban semienterradas. La autopsia reveló que fueron torturadas y violadas.

La asociación Clara Campoamor, que ejerció la acusación popular en el juicio, pedirá el martes en una reunión con responsables del Ministerio del Interior reactivar la búsqueda de Anglés, cuyo delito podría prescribir al cumplirse el plazo de 20 años que prevé la ley.