Sociedad

¿Hasta que la muerte nos separe? El país europeo en el que casarse con un fallecido es posible

Francia es el único país del mundo que permite casarse con un muerto

Francia es el único país del mundo que permite casarse con un muerto / unsplash

El matrimonio post-mortem es el procedimiento mediante el cual se inscribe en base a copia autenticada y ejecutoriada de Sentencia Judicial, un matrimonio de hecho cuando uno de los convivientes ha fallecido. Es importante destacar que los matrimonios post-mortem no son fáciles de concretar, ya que para hacerlo, se debe probar que en vida se fue pareja de la persona fallecida durante muchos años.

Este tipo de matrimonios, en teoría, estaban relacionados con la guerra, es decir, a través de la historia a nivel mundial, tras la muerte de los soldados que tenían que defender a su país, al morir se intentaba resarcir de alguna forma la condición legal de sus parejas e hijos, ya que de otro modo estos eran considerados ilegítimos.

Magali George, Karen Jumeaux, Christelle Demichel, Étienne Cardiles, son nombres que no se conocen pero son personas que tienen dos cosas en común. Todos ellos poseen el pasaporte francés y todos ellos se casaron con un muerto. De hecho, Francia es el único país del mundo que permite a las personas casarse con alguien que ya ha fallecido, todo esto bajo la figura del matrimonio post-mortem.

Aunque la gran mayoría de las personas no lo saben, se calcula que, cada año unas 20 personas se casan con su pareja fallecida. La última conocida, se produjo en 2017, cuando Étienne Cardiles, viudo del policía Xavier Jugelé, asesinado por un yihadista el 20 de abril de ese mismo año, en los Campos Elíseos. 

Cardiles y Jugelé se convirtieron en marido y marido en una ceremonia oficiada por la alcaldesa de París. Étienne Cardiles pasó a ser el primer hombre que solicita un matrimonio post-mortem, ya que tradicionalmente estaba reservado para las mujeres.

La figura de este tipo de matrimonios está recogida en el artículo 172 del Código Civil francés y nació bajo el mandato de Charles de Gaulle. Fue en 1959 cuando, tras la muerte de su prometido en la rotura de una presa en Fréjus, la joven Iréne Jodart solicitó al presidente permiso para continuar con sus planes de boda con André Capra, su prometido. Un mes más tarde el presidente le concedió el permiso para contraer matrimonio póstumo con Capra.

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