Sociedad

Un tractorista muerto en accidente deja una colección de más de 100 vehículos

  • Joaquín Mínguez, que falleció aplastado por una de sus máquinas, reunió sus vehículos durante décadas con el apoyo de familiares y conocidos.

Un tractorista fallecido el domingo en la localidad valenciana de Villar del Arzobispo, Joaquín Mínguez, deja una colección de más de un centenar de estos vehículos agrícolas, que coleccionaba desde hace décadas con el apoyo de familiares y conocidos. Mínguez, de 77 años, murió al quedar aplastado por una de estas máquinas, tras labrar con ella uno de sus campos, según informó el Consorcio Provincial de Bomberos. Al parecer, el vuelco se produjo mientras maniobraba un remolque, en la CV-347, junto al convento de las Carmelitas de esta localidad, ubicada a unos 55 kilómetros al noroeste de Valencia, en la comarca de Los Serranos.

De su pasión por este tipo de vehículos agrícolas había dado constancia este agricultor en diversas entrevistas, cuyo contenido han rescatado los diarios Levante-EMV y Las Provincias. En ellas, el ahora fallecido había expuesto su intención de preparar un museo donde exhibir su particular colección, una de las más importantes de España.

La alcaldesa de Villar del Arzobispo en funciones, Carmen Porter (PP), ha reconocido que la afición de Mínguez era ampliamente conocida en la localidad y que su esfuerzo coleccionista era apoyado por su familia. "No sabemos qué pasará con la colección, porque es enorme. Nos hubiese gustado hacer un museo, como el mismo Joaquín nos propuso alguna vez", ha explicado. Sin embargo, ha lamentado que el proyecto resulte "inviable para el Ayuntamiento" por la escasez de recursos económicos de esta población, dedicada esencialmente a la agricultura y con una población de unos 3.600 habitantes. "No hemos podido recoger ese guante. La colección -que actualmente se encuentra repartida en varias naves industriales- es inmensa, pero no tenemos dónde meterla", ha lamentado Porter.

Uno de los hijos de Joaquín, Manuel Mínguez, ha explicado que una de las principales motivaciones de su padre a la hora de coleccionar este tipo de maquinaria era "poder explicar a los jóvenes los esfuerzos que suponía trabajar en el campo antes de la mecanización, y la riqueza que conllevó la llegada de la maquinaria". Así, llegó a acumular hasta 136 tractores en una peculiar colección formada por vehículos y aperos procedentes de diferentes países de Europa.

La última transacción que realizó fue el pasado miércoles, cuando cambió una de sus piezas de colección por un pequeño tractor de la marca italiana Ferrari. "Empezó con 16 años, era un trabajador incansable, junto con sus padres y tío realizaban jornadas eternas en el campo, labrando, transportando trigo, uva... lo que fuese. El tractor era su pasión, limpiaba los caminos e incluso campos que no eran suyos para que los almendros estuviesen siempre cuidados", explica su hijo Manuel, historiador de profesión y colaborador de su padre en su hobby coleccionista. "Siempre me decía que cuando muriese se acabaría haciendo un museo con su colección. Recorría pueblos recónditos siempre en busca de nuevo material y pagaba lo justo, no aceptaba que le cobrasen menos de lo que valía. En los últimos años incluso compraba cosas con vistas a ese hipotético museo", añade.

El día de su fallecimiento, el pasado domingo, decidió madrugar para labrar un campo antes de acudir a la comunión de su nieta, sin requerir ayuda porque, según explica su hijo, "él prefería dejarnos dormir". Joaquín Mínguez, en su propósito de convertir su colección en museo, llegó a ofrecer terrenos y la cesión de su colección al Ayuntamiento; "soñaba con que algún día alguien vendría a comprar a la cooperativa y después se pasaría por su museo", concluye su hijo Manuel.

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