Sociedad

El vertido de Hungría puede deberse a un error humano

  • Budapest promete ayuda a los afectados por el desastre. Soldados y voluntarios se centran en evitar que la contaminación llegue al Danubio.

El primer ministro húngaro, el conservador Viktor Orbán, manifestó este miércoles que todo indica que las causas del vertido de aluminio que ha devastado el suroeste del país no fueron meteorológicas, sino que se debió seguramente a un error humano. Asimismo, prometió investigaciones exhaustivas que pronto aclararán los detalles del vertido de un millón de metros cúbicos de la sustancia tóxica, proveniente de la empresa MAL.

El Gobierno de Hungría pagará a los afectados indemnizaciones por los daños sufridos, al tiempo que se ocupará de reconstruir la zona devastada, según recoge este miércoles la prensa local.

Orbán precisó, en declaraciones al diario Népszabadság, que se han movilizado todas las fuerzas necesarias. De esta forma, el Gobierno quiere asegurar que todos los afectados vuelvan a tener en invierno un hogar, agregó.

El vertido de residuos tóxicos causó el lunes por la noche la muerte de cuatro personas y heridas a más de un centenar de vecinos de siete poblados, después de quebrarse un dique de una represa en la que se almacenaba "barro rojo", una sustancia que se produce en la fabricación de aluminio.

Las aldeas de Kolontár y Devecser quedaron gravemente afectadas por el catástrofe y más de 400 personas fueron evacuadas.

Soldados, policías, ambulancias y voluntarios iniciaron este martes las obras de reconstrucción y anoche el ejército levantó un pontón en Kolontár.

El secretario de Estado para el Medio Ambiente, Zoltán Illés, ha calificado lo sucedió de "catástrofe ecológica", y las autoridades han declarado el estado de emergencia en las tres provincias afectadas.

Las obras se centrarán este miércoles en la reconstrucción y en neutralizar la contaminación que podría llegar hasta el Danubio y causar un mayor desastre. Por esas razones, los especialistas arrojan sustancias para neutralizar los tóxicos en varios puntos del río Marcal, afluente del Danubio.

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