Innovación y logística

La economía circular como oportunidad para el ‘Modelo Almería’

  • José Ángel Aznar Sánchez / Profesor Titular de Economía Aplicada de la Universidad de Almería

La aplicación de una estrategia de economía circular en el sector agrícola persigue reducir el uso de insumos externos en la producción, cerrar los circuitos, minimizar los vertidos y valorizar los residuos agroalimentarios.

La aplicación de una estrategia de economía circular en el sector agrícola persigue reducir el uso de insumos externos en la producción, cerrar los circuitos, minimizar los vertidos y valorizar los residuos agroalimentarios.

José Ángel Aznar. José Ángel Aznar.

José Ángel Aznar.

El uso de sistemas agrícolas intensivos de alto rendimiento ha demostrado ser una alternativa viable para dar respuesta a la creciente demanda mundial de suministro alimentario. Almería se ha convertido en un referente de este tipo de sistemas agrícolas de elevado rendimiento a través de un modelo que se basa en el empleo de invernaderos de plástico y que suministra una amplia gama de productos hortofrutícolas a los mercados europeos. Sin embargo, en los últimos años hay una creciente apuesta por sustituir el modelo tradicional de economía lineal de “extraer-usar-consumir-tirar” por otro modelo de economía circular en el que se persigue una optimización del uso de los recursos y una minimización de la generación de los residuos. La economía circular ofrece al sector de la agricultura intensiva de Almería la oportunidad de alcanzar un desarrollo sostenible a largo plazo con una gran variedad de alternativas tanto a nivel de explotación agrícola como en el caso de los centros de envasado y comercialización de los productos.

Según la Fundación para la Economía Circular, ésta es “un concepto económico que se interrelaciona con la sostenibilidad, y cuyo objetivo es que el valor de los productos, los materiales y los recursos (agua, energía,…) se mantenga en la economía durante el mayor tiempo posible, y que se reduzca al mínimo la generación de residuos”. Se basa en el principio de “cerrar el ciclo de vida” de los productos, los servicios, los residuos, los materiales, el agua y la energía. Y se apoya en las denominadas “tres Rs”: reducir, reutilizar y reciclar. Con esto se consigue generar mayor valor añadido con menor aportación de recursos, que los recursos permanezcan dentro de la economía y puedan ser usados productivamente una y otra vez, y que los residuos y el uso de recursos se reduzcan al mínimo. La circularidad permite incrementar la garantía de abastecimiento de materias primas, crear puestos de trabajo adicionales, generar un ahorro neto a las empresas en el coste en materiales, reducir la presión sobre los recursos y el medio ambiente, y crear nuevas oportunidades de crecimiento económico e impulsar la innovación y la competitividad. Y debe abordarse desde tres niveles de implantación: el nivel micro corresponde al ámbito empresarial, el nivel meso se compone de grupos de empresas y el nivel macro que se centra en el ámbito municipal o provincial.

Este modelo económico se ha convertido en un nuevo paradigma que está llamado a cambiar radicalmente los estándares tradicionales de producción y consumo. El éxito de esta propuesta frente a otras radica en que aporta alternativas y soluciones a los problemas de índole medioambiental potenciando el crecimiento y el desarrollo humano. De esta manera permite plantear un horizonte “ganar-ganar”, donde sale ganando tanto la parte relativa al desarrollo humano como la vinculada con el medio ambiente. Así, es un concepto que no se circunscribe exclusivamente al ámbito académico sino que ha recibido un gran impulso en el ámbito legislativo a nivel europeo, nacional y autonómico, y está teniendo una creciente acogida en el ámbito empresarial. Cada vez son más las empresas que están consiguiendo incrementar sus beneficios a la vez que están contribuyendo a cuidar el medio ambiente.

La aplicación de una estrategia de economía circular en el sector agrícola persigue reducir el uso de insumos externos en la producción, cerrar los circuitos, minimizar los vertidos y valorizar los residuos agroalimentarios. La economía circular ofrece múltiples oportunidades para el conjunto del sistema productivo agrícola al convertir los residuos de unos en recursos para otros y asegurar el suministro de recursos. La agricultura intensiva de Almería constituye un centro idóneo para la implementación de esta estrategia a lo largo de toda su cadena de suministro desde la explotación agrícola hasta el consumidor final pasando por los centros de envasado y comercialización de los productos; y las actividades logísticas y de distribución. Por lo tanto, los ámbitos de implantación de acciones circulares pueden ser múltiples ya que se pueden desarrollar en cada uno de los eslabones de la cadena de suministro. Para cada uno de estos campos de actuación surgen oportunidades relacionadas con la transición a la economía circular que deben de ser identificadas. Para ello, es necesario analizar los posibles impactos que pueden generar los procesos y los productos en la organización y en el medio ambiente. Una vez identificadas las distintas oportunidades para cada campo de actuación, hay que valorarlas en función de los aspectos estratégicos que tenga cada organización.

El ‘Modelo Almería’ ya está dando pasos hacia una agricultura cada vez más circular. Así destaca el uso eficiente del agua, el control biológico, las iniciativas encaminadas a la gestión de los residuos orgánicos y plásticos, la reducción del nivel de desperdicios y pérdidas, las mejoras en los envases y embalajes, los progresos en la logística, etc. Sin embargo, las actuaciones que se pueden desarrollar en cada uno de estos ámbitos son numerosas y se debe seguir trabajando para impulsar su implementación. Se trata de una apuesta estratégica del ‘Modelo Almería’ como antes lo fue la lucha integrada, pero esta es de mucho mayor calado puesto que puede permitir al sector dar un salto cualitativo en sus ventajas competitivas frente a otros modelos de desarrollo agrícola y alcanzar la sostenibilidad a largo plazo. El reto es de enorme calado pero el clúster agroindustrial almeriense está dotado de los agentes necesarios para responder con solvencia a este nuevo envite.

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