Presentación

El sector agroalimentario español ha salido reforzado de la crisis sanitaria

  • Luis Planas / Ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación

El ministro Luis Planas en una edición anterior de Fruit Atraction en una visita a un estand andaluz.

El ministro Luis Planas en una edición anterior de Fruit Atraction en una visita a un estand andaluz. / Javier Alonso (Madrid)

Luis Planas, ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación. Luis Planas, ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación.

Luis Planas, ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación.

El sector agrario ha mantenido un comportamiento ejemplar, a pesar de las difíciles circunstancias en las que nos hemos visto inmersos durante el último año como consecuencia de la crisis sanitaria provocada por la pandemia. Sin menoscabo de las importantísimas dificultades que ha tenido que ir sorteando para cumplir con su función esencial, la resiliencia de nuestro sistema agroalimentario en cada uno de sus eslabones ha garantizado el abastecimiento alimentario, en cantidad y calidad, a la ciudadanía europea.

Esa capacidad para superar los obstáculos con eficacia ha sido una prueba más de su carácter estratégico a la hora de asegurarnos la suficiencia alimentaria. También en la economía española ocupa un lugar preeminente, ya que aporta el 11% del PIB; genera 2,8 millones de empleos directos; y exporta por valor de más de 55.000 millones de euros con un saldo positivo de 20.000 millones, en el año móvil hasta mayo de 2021, que es fundamental para el equilibrio de la balanza comercial española.

En lo que respecta a la mayoría de sectores agrarios, cabe destacar una situación de normalidad relativa a lo largo de los meses de pandemia, si bien algunos sectores se han visto más afectados que otros, principalmente por el cierre del canal HORECA. Es justo destacar el sector de las frutas y hortalizas,

en el que se fortalecido aún más nuestra posición como líderes europeos en el abastecimiento de productos hortofrutícolas.

Por tanto, ha sido un año en el que este sector, puntero en razón de datos económicos, de empleo y de dinamismo, también ha hecho valer su liderazgo en capacidad de respuesta y reacción, al lograr abastecer a los mercados de todo el mundo gracias a su fortaleza y capacidad de adaptación.

Hay que recordar que, al inicio de la crisis sanitaria, en pleno mes de marzo, buena parte de nuestras producciones de verano estaban por recolectar y existían muchas incertidumbres en materia de disponibilidad y movilidad de la mano de obra, de las nuevas condiciones de trabajo o del comportamiento de los mercados. Desde las administraciones, estuvimos siempre respaldando al sector y a los profesionales agrarios para hacer posible que saliesen adelante las campañas y no se quedara ningún fruto sin recoger.

El esfuerzo del sector ha dado como resultado una situación de normalidad y de confianza para la ciudadanía, sobre todo en los peores momentos del confinamiento. No se han constatado problemas de suministros, ni de portes, ni problemas en puertos, ni en entradas y salidas comerciales. Es más, por ejemplo, la cosecha de cereales de 2020 arrojó un record histórico con alrededor de 25,4 millones de toneladas, lo que representa un incremento del 33% respecto a la campaña precedente y del 24,5% respecto a la media.

También los sectores ganaderos han superado con relativa normalidad los meses de pandemia, si bien algunos, como el vacuno de carne o el ovino y caprino, se han visto más afectados. En el caso particular del porcino, tenemos que destacar la buena situación del mercado debido, fundamentalmente, al importante incremento de la demanda exterior de China y las exportaciones que se han mantenido al alza de forma imparable en España.

En cualquier caso, desde el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, hemos apoyado al sector en todo momento bien facilitando liquidez a agricultores y ganaderos o bien desarrollando normativas y ayudas a los sectores más afectados por los efectos de la pandemia. Por otra parte, somos conscientes de la situación del campo, compleja de por sí y aparte de la crisis del Covid-19. Por ello, hemos continuado trabajando en una serie de políticas y actuaciones para lograr un mayor equilibrio entre los distintos eslabones de la cadena alimentaria y contribuir a que los profesionales agrarios obtengan una retribución justa por su trabajo.

Durante estos meses, hemos estado más en casa y hemos cocinado más. Según el informe anual del Panel de consumo del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, el gasto total de los hogares españoles en alimentación durante el año 2020 ascendió a 79.348,26 millones de euros, 14,2 puntos incrementales respecto al año 2019. Sin duda, es un hecho que ha favorecido la toma de conciencia de muchos consumidores de la importancia de un suministro fiable de alimentos, así como de la labor de quienes los producen.

Según los últimos datos disponibles del Ministerio, crece el número de consumidores que "mira el origen de los productos” y que apuesta por un consumo de proximidad, consciente y sensibilizado con el comercio local. El 52,7% de las personas más comprometidas con el medioambiente considera imprescindible que las grandes empresas utilicen recursos españoles.

Debemos ver la suma de todos estos factores como una oportunidad para nuestro sector agroalimentario y, en particular, para las PYMES, que son la mayoría de nuestras industrias alimentarias. Su papel es importante por su capacidad para favorecer el consumo de productos locales, por tener un sistema de distribución más sostenible, y por ser más aptas para las producciones ecológicas y de calidad diferenciada. En este sentido, hemos comprobado que la cadena se ha reinventado durante los momentos más difíciles y ha buscado soluciones. Por un lado, tratando de no perder los mercados conquistados y, por otro, desarrollando nuevas vías como la venta directa o venta a domicilio.

La constatación del carácter estratégico de nuestro sector agroalimentario, junto con la necesidad de hacerlo más sostenible, nos ha llevado durante estos últimos meses a trabajar intensamente en tres grandes líneas desde el plano normativo. La primera ha consistido en dotar a la cadena alimentaria de más robustez y de mayor transparencia para garantizar un reparto justo de valor a lo largo de todos sus agentes, a través de un de ley de reforma de la cadena que, en estos momentos, está tramitándose en el Congreso. La segunda línea de actuación se inscribe en la órbita del Plan Europeo de Producción Ecológica, que nos sirve de marco para la hoja de ruta que estamos elaborando con el objetivo de incentivar no sólo la producción, sino también el consumo de este tipo de productos. Y, en tercer lugar, queremos aprobar antes de que acabe el año la Ley de Desperdicio Alimentario.

Como sociedad, el año 2020 nos ha dado la oportunidad de recuperar el valor de los alimentos y de corroborar su carácter esencial. El sector agroalimentario español ha salido reforzado de la crisis derivada de la COVID-19 porque ha sabido trasmitir confianza a los consumidores, garantía de suministro y producción de calidad en los diferentes puntos de venta.

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