Opinión

Algunas de las luces y las sombras que provoca la nueva PAC para Andalucía

  • El tiempo dirá si el PEPAC actual ha conseguido este objetivo; en todo caso, su desarrollo deberá ser objeto de seguimiento y evaluación

Ministro y consejera de Agricultura.

Ministro y consejera de Agricultura.

Una nueva PAC empezaría con el 2023. Muchos son los temas que han sido objeto de debate, y polémica, en el largo proceso de elaboración y negociación del Plan estratégico nacional español (PEPAC) pero algunos de ellos han sido particularmente sensibles desde Andalucía. Nos referimos en particular a la figura del agricultor activo, de la convergencia interna y de los Eco-esquemas.

El agricultor activo

Son agricultor activos los que, al menos, el 25% de sus ingresos proceden de la actividad agraria; los que estén dados de alta en la seguridad social agraria, o los que reciban menos de 5.000€ de ayuda básica. Esta definición compleja busca conseguir la cuadratura del círculo. Como elemento de una política agraria, con esa definición se intenta privilegiar a los agricultores profesionales, pero como política medioambiental, intenta ser inclusiva para abarcar al mayor territorio posible, y como política rural, intenta privilegiar a aquellos agricultores que viven en los pueblos. Debe recordarse que ya se ha producido en estos últimos ocho años, una disminución significativa del número de beneficiarios de la PAC, saliendo del sistema muchos que no tenían una relación significativa con la actividad agraria. Eran 915.296 solicitantes en el año 2013, y ha descendido a 678.548 en 2020, es decir, una disminución de 236.748 solicitantes (un 26%).

La convergencia interna

El PEPAC ha optado por reducir de 50 a 20 el número de “regiones”, y se ha establecido que, dentro de cada “región”, ninguna ayuda debería estar por debajo del 73% de la media “regional” en 2022 y del 85% en 2026.

Toda Europa estaba alejándose desde hace décadas de las referencias históricas menos España. La denuncia ante la OMC de los Estados Unidos contra la aceituna negra española ha revelado el desfase español. La Comisión Europea, que es quién nos defiende en estos juicios, ha defendido el caracter desacoplado de las ayudas de la PAC, incluido en España, y hemos ganado el juicio al final. Pero todo el que sabe cómo funcionan estas cosas (y yo formé parte de dos equipos perdedores de dos paneles en el GATT), sabe también que esta defensa fue a la par de una fuerte presión para avanzar en el final de la excepción española. La idea inicial del Ministerio era quedarse con pocas, se habló de 6, regiones y una convergencia rápida. El compromiso final se aleja bastante de estas ideas iniciales pero tiene la gran virtud de todos los compromisos, el existir y el permitir avanzar.

Los eco-esquemas

Son una de las grandes novedades de esta nueva PAC. La propuesta española es de nuevo un compromiso. Por un lado, como pedían los sindicatos agrarios, el porcentaje de las ayudas directas reservadas para ello es el mínimo posible, lo que incide en la cuantía de las ayudas por hectáreas y en la imposibilidad de que una hectárea cobre más de 1 eco-esquema.

Por otro, las prácticas que se proponen permiten primero dar cariño a la ganadería extensiva, una ganadería que se encuadra mal en un sistema de ayuda a la hectárea, y mejorar la situación de los pastos que se utilicen dichos ganaderos. Luego, se ha intentado que todas las agriculturas españolas tuvieran la oportunidad de disfrutar de un eco-esquema. El éxito de las estrategias de adaptación y mitigación del cambio climático depende de la participación masiva en la necesaria transición (agro) ecológica de la inmensa mayoría de los actores económicos, agricultores, industriales, consumidores… Para ello, en nuestro país ya diferencia de lo que se ha hecho en otros Estados miembros, se han buscado prácticas como la agricultura de conservación, el no-laboreo o la cobertura de los suelos en cultivos leñosos qu ya son realizadas por nuestros mejores agricultores porque compatibilizan rentabilidad económica y medioambiental.

Conclusión

Quiere dejar claro y explicito, para terminar, mi punto de vista sobre el asunto, para que no haya confusión posible: Visto la variedad de agriculturas existentes en el Estado español, un buen PEPAC debe dejar a todos razonable y equilibradamente descontento. No cabe ser más ambicioso, sobre todo en un momento en que desde distintos lugares de la península, incluida nuestra tierra andaluza, sobran gritos de “Madrid nos roba” y falta voluntad de todos juntos hacer País.

Cuanto me habría gustado que, en el seno de Cooperativas Agroalimentarias, ASAJA o COAG, hubieran sido capaces de llegar a un acuerdo interno, en vez de enfrentarse los representantes de unas regiones con otras. Construir España no se resume a agitar nuestra bandera sino a escucharse y comprenderse entre españoles, en buscar un camino intermedio, y sinuoso, donde podamos caminar todos los de buena voluntad. El tiempo dirá si el PEPAC actual ha conseguido este objetivo. En todo caso, su desarrollo deberá ser objeto de seguimiento y evaluación. Como (casi) dijo el poeta, Caminante se hace PEPAC al andar.

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