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La gestión de Internet de los Juguetes

  • La Comisión Europea analiza los riesgos y beneficios de los dispositivos conectados de uso infantil para garantizar su seguridad, privacidad y su desarrollo social

Los juguetes conectados a internet ofrecen nuevas formas de juego interactivas.

Los juguetes conectados a internet ofrecen nuevas formas de juego interactivas.

Robots, muñecas y peluches interactivos, drones, relojes... La tecnología ya es parte del juego de los niños y está presente en el día a día al igual que los objetos domésticos conectados en el hogar. Puede distinguirse entre los juguetes inteligentes, que son aquéllos que incluyen componentes tecnológicos que los hacen interactivos, como cámaras, micrófonos y sensores; y los juguetes conectados a internet por bluetooth o wifi y a servidores remotos, que para ofrecer todo su potencial graban multitud de datos -desde sonidos, imágenes, movimientos y ubicación, hasta el latido del corazón- mientras el niño juega con ellos y que en ocasiones se controlan con apps.

A la novedad de este tipo de juguetes se han sumado algunos problemas, como el riesgo de que sufran ciberataques o los relacionados con la privacidad de los usuarios. Hace poco, se prohibía en Alemania por espionaje la muñeca interactiva My friend Cayla, de la que la Organización de Consumidores y Usuarios advierte que "presenta graves problemas al afectar a la seguridad y privacidad de los niños".

Debido a la creciente preocupación por que este tipo de dispositivos sean seguros para los más pequeños, la Comisión Europea (CE) ha organizado un grupo de trabajo para analizar sus oportunidades y peligros y garantizar que cumplen la legislación comunitaria.

La iniciativa se basa en un informe del Centro de Investigación Conjunta (JRC, en inglés) de la CE sobre lo que se ha llamado el Internet de los Juguetes. En el estudio, seis expertos han analizado diferentes aspectos de esta cuestión, como los riesgos y beneficios, consideraciones sobre seguridad, las interacciones entre los robots sociales y la infancia y las consecuencias de utilizar dispositivos conectados para la crianza de los niños desde su nacimiento, las implicaciones del juego en el mundo digital y la necesaria colaboración entre estas investigaciones y los fabricantes, entre otros.

El documento parte de las ventajas de los juguetes conectados, que no sólo suponen nuevas formas de jugar, sino que ofrecen oportunidades para el aprendizaje porque son interactivos, personalizables y su contenido puede actualizarse. No sólo son útiles para que el niño desarrolle nuevas habilidades y destrezas, sino que pueden servir para detectar problemas en el pequeño, como dificultades en el aprendizaje o de salud.

El principal interrogante que plantea el informe es conocer, en cada juguete, qué datos se graban y con qué propósito se almacenan, analizan y comparten, unas respuestas que pueden encontrarse en la Política de Privacidad de la empresa juguetera y que muchas veces pasan desapercibidas para los padres o educadores. Las instituciones europeas quieren acabar con esta falta de transparencia con el nuevo Reglamento General de Protección de Datos, que da más control a los ciudadanos sobre sus datos personales. Finalmente, los expertos apelan a la lógica y animan a los padres a que se informen antes de comprar uno de estos juguetes y a que estén pendientes de cómo juegan sus hijos.

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