TV-Comunicación

Fabiola, la apertura europea de TVE

  • Junto al Real Madrid, las conexiones de TVE con Eurovisión se inauguraron con la boda de la fallecida reina española de los belgas El enlace supuso un gran acontecimiento nacional

Europa estaba demasiado lejos de todo el mundo y la noble Fabiola de Mora y Aragón la puso dentro del televisor, la avanzadilla aperturista de un país enroscado aún en su autarquía. Más allá de los Pirineos había una joven española que se convertía en reina de los belgas y para ver cómo se casaba algunos españoles pagaron las 15.000 pesetas que costaba un televisor, la tercera parte de lo que suponía un coche o la cuarta parte de una vivienda, para hacernos una idea de lo que suponía entonces, en diciembre de 1960, tan abultada inversión catódica.

España había enviado sus primeras imágenes televisivas a Europa un año antes, con motivo del espaldarazo de Eisenhower a Franco en las calles de Madrid. Los enlaces entre Castilla y Cataluña, eje de aquella histórica España en blanco y negro, llevaron las escenas del evidente reconocimiento a la dictadura hasta Francia para su difusión a través de la UER, de Eurovisión. TVE, pionera en europeizar la artrítica España franquista, ingresaba en la UER casi a la par que la boda en Bruselas. El 2 de marzo de 1960 se sirvió en directo la señal del partido de Copa de Europa entre el Real Madrid y el Olympique de Niza y el 18 de marzo se conectó con la mítica final entre el Eintracht y los blancos, convertidos así en pentacampeones. El Real Madrid y Fabiola, una vez más juntos, como escarapelas del europeísmo español.

Ya el anterior derbi entre Madrid y Barcelona había sido el gran impulso a la venta de televisores en España. En 1959 llegaba TVE hasta Barcelona (la primera vez que se pudo ver el mar en tiempo real en la Meseta), pero un año después la red se había estancado. La boda de Fabiola no se vio en Andalucía. La señal televisiva no superó Sierra Morena hasta noviembre de 1961. Meses antes se había celebrado el debut de España (junto a Finlandia y Yugoslavia) en el Festival de Eurovisión, a cargo de la sevillana Conchita Bautista y su Estando contigo. Sus paisanos sevillanos se quedaron con las ganas de verla en la pantalla.

La reina belga, fallecida este viernes a los 86 años y que dio nombre a miles de españolas en los 60, había acompañado a la infanta doña Pilar, por decisión de don Juan, conde de Barcelona, para que se presentara al gran partido reinante en Europa, Balduino. El tímido nieto de Leopoldo III no tuvo ojos hacia la aspirante y el rey flamenco se prendó de su azafata. La posterior boda de Atenas entre don Juan Carlos y doña Sofía, en 1962, apenas tendría unos segundos en los Telediarios que servían imágenes en cine, pero la única cadena de TVE el jueves 15 de diciembre de 1960 abrió sus emisiones a las 10 de la mañana para conectar con la catedral de Bruselas. Muchos españoles (en la franja que iba en diagonal de Madrid a Barcelona pasando por Zaragoza) vieron la retransmisión en bares y escaparates y muchos otros en las casas de familiares y vecinos que podían pagarse un televisor. Esta sí que fue la boda del siglo, casi del siglo XIX.

La emisión nupcial, con un 100% de share del millón de televisores que había en España, se extendió hasta la una menos cuarto de la tarde, para dar paso a la despedida y cierre y regresar con otros contenidos en directo a las dos y media. En aquella parrilla del jueves había un programa para la fotografía y la tarde se abría con un espacio divulgativo escolar, Universidad TVE. El Saber y ganar de entonces se llamaba Las letras pagan y las estrellas foráneas eran la pionera Lucy Ball (la telecomedia Te quiero, Lucy) y una serie de terror, Pánico, todo un nombre para la España de los 60. Tras la mañana en que se casó Fabiola (lo que hubiera dado Sálvame para un tremendo acontecimiento así) al sibarita espectador del prime time, la tele no estaba al alcance de todo el mundo, precisamente, se le reservaba la representación de la obra teatral La boda, de Chejov, ofrecida en directo desde el único plató del chalé del Paseo de La Habana; y a continuación un rato de zarzuela, antes del repaso deportivo de Campeones, escueto tatarabuelo con escasas imágenes del show habitual que tenemos cada medianoche con Pedrerol. Remataba el día la lectura de un diario hablado, con una reducida redacción de informativos, antes de la Última imagen, Oración, Despedida y Cierre. Con Fabiola la tele dio un estirón hasta los Pirineos. Sólo era una española entre los belgas, pero Europa empezaba a sonar.

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