TV-Comunicación

Grecia destapa el modelo público

  • Los griegos pagaban 4,30 euros al mes por la corporación que ha suspendido el Gobierno de un plumazo. Canal Sur supone un coste medio por familia andaluza de 3,9 euros.

Sorpresa y conmoción en todos los ámbitos por el cierre, de un papirotazo en forma de decreto ley, de la corporación pública audiovisual ERT a cargo de un gobierno que pretende ahorrar 100 millones anuales con la reconversión del ente, atendiendo a las exigencias europeas. Se han ido a la calle algo más de 2.600 trabajadores. Sí, una tragedia griega. Pero esa cantidad de despidos es casi similar a la que han sumado los EREs de las cadenas autonómicas de Valencia y Madrid a lo largo del último año. El desmantelamiento no ha sido tan brusco ni tan visible como en el caso heleno, pero ya ha habido cadenas públicas españolas que han sido dinamitadas desde dentro. La siguiente en haber presentado un expediente de regulación es la catalana, TVC (TV-3), ayer mismo.

El actual presidente en funciones de la RTVA, Joaquín Durán, no cotempla nada parecido en el caso de Canal Sur, que cuenta con una plantilla de 1.600 trabajadores. A raíz del contrato programa de tres años para el futuro de la autonómica el gobierno andaluz garantiza la financiación de 118 millones anuales. No son suficientes para la dimensión de un equipo que fue engordando en número desde la fundación a finales de los 80: la contabilidad sólo sale en negro si se firma un ajustado convenio colectivo en este verano. El descenso de los ingresos publicitarios ha venido a agudizar la situación para la plantilla pero, sobre todo, para las productoras. Con los empleos indirectos se superan los 2.600 trabajadores que lucía hasta ahora la cadena griega. Para este verano la sede de Atenas volvería a funcionar con una plantilla reducida hasta los 700 puestos, la cifra con que funcionan las grandes privadas españolas. A todas luces la plantilla griega era tan sobredimensionada como sus primas hermanas españolas.

Los ciudadanos helenos pagaban mensualmente, con un recargo en el recibo de la luz, el servicio de radiotelevisión pública. Cada domicilio pagaba 4,30 euros al mes y la corporación aseguraba ingresar unos 300 millones anuales. El gobierno conservador critica la opacidad de las cuentas de la ERT y lo enrevesado de su organigrama. No es una cadena de fiar para el presidente Andonis Samarás. La situación de la pública andaluza y de la nacional, RTVE, independientes pero de facto tuteladas por los respectivos partidos en el poder, garantiza que al menos no sufrirán medidas por revancha o por desconfianza.

El coste de 300 millones de la cadena griega suponía el servicio en estos momentos de siete canales: tres generalistas, uno de ellos con desconexiones regionales; y cuatro canales temáticos estrenados con la TDT. La ERT contaba además con cinco cadenas de radio para los 11 millones de habitantes.

Los andaluces no pagan canon directo por la televisión, pero la transferencia de la Junta obliga a un sacrificio realmente importante para las asfixiadas arcas autonómicas. Calculando 2,5 millones de hogares andaluces, el coste de la RTVA ocasionaría un dispendio mensual de 3,9 euros. Canal Sur cuesta en 2013 algo más de 47 euros por familia al año para los 8,5 millones de andaluces. Andalucía tiene proporción griega en población y territorio: tres cuartas partes. Pero si en su canon directo tuvieran que añadir a la televisión nacional les costaría más que a los griegos porque deberían sumar los 1,6 euros mensuales que cuesta RTVE por hogar.

El adelgazamiento de las transferencias ha maquillado la hipotética cantidad que nos quitaría del bolsillo este servicio público. En 2009 el coste anual por familia de las televisiones públicas en España era de 175,2 euros, casi la misma cantidad que abonan los británicos por la BBC, tran prestigiosa como recortada en estos momentos. El pago medio por familia que se hace en Andalucía por la televisión en este ejercicio es de 66,5 euros anuales (47,2 por Canal Sur; 19,3 por RTVE), por detrás de lo que pagan alemanes (88 euros por la ZDF) o italianos (sobre los 100 euros por la RAI).

La RTVA no ha sufrido despidos directos en su plantilla pero ya mostraba su apurada contención este pasado octubre cuando clausuraba Canal Sur 2, enfocado hacia la cultura, el deporte y los contenidos infantiles. Los 1.600 empleados de la corporación autonómica trabajan ahora para un solo canal (con 10,5% de audiencia, encarando con mérito la competencia de la TDT), más el canal en HD en pruebas que ofrece sólo redifusiones; y tres cadenas de radio, más los servicios on line. Si se comparara la televisión andaluza por cantidad de contenidos sale perdiendofrente a la clausurada cadena griega. Y, aunque sea en cuestión de gustos, también en la calidad de las programaciones.

Las comunidades autónomas ya han metido a fondo la tijera en sus televisiones; RTVE, por su parte, al tener un modelo que a estas alturas resulta algo excéntrico, ha sufrido graves ajustes aunque siguen sin afectar a la voluminosa plantilla de 6.500 trabajadores. Algunas de las últimas medidas del presidente Leopoldo González-Echenique como dejar parada la orquesta durante tres meses ya ha recibido fuertes críticas desde los colectivos culturales. El máximo responsable de RTVE reconocía ayer en el Congreso que firmó dos acuerdos con Banco Santander y BBVA por 70 millones para hacer frente a "desfases de tesorería". Los ingresos que percibe la corporación de las cadenas privadas en compensación por la ausencia de publicidad y las tasas de las empresas de telecomunicación están por debajo de cualquier previsión debido al hundimiento del mercado con la crisis.

El Gobierno ha dejado la transferencia a RTVE en 292,7 millones, reduciéndose en casi la mitad, 254 millones, desde lo que se aportaba en 2011. El presupuesto anual de la corporación es de 941 millones: no salen las cuentas entre los 300 millones que se ingresan por las tasas y los 200 que estaría percibiendo por la explotación del espacio radioeléctrico. Desde el PP, de todas formas, se lanza un mensaje tranquilizador.

Desde el Gobierno ya se ha propuesto al resto de partidos que brinden fórmulas para hacer viable RTVE, cuyo modelo sin publicidad de 2009 parecía que iba ser inamovible y perpetuo. Pero en esas se cayó el sombrajo con la crisis. El regreso de la publicidad es una opción probable, mientras que un ERE en la plantilla se observa como inevitable a medio plazo. Eso sin contar con una posible ratificación de la sentencia europea que obliga a restituir lo abonado por las tasas de las 'telecos', que ascendería a unos 1.000 millones de euros. RTVE quedaría ahí en situación de jaque mate.

Sorpresa y conmoción en todos los ámbitos por el cierre, de un papirotazo en forma de decreto ley, de la corporación pública audiovisual ERT a cargo de un gobierno que pretende ahorrar 100 millones anuales con la reconversión del ente, atendiendo a las exigencias europeas. Se han ido a la calle algo más de 2.600 trabajadores. Sí, una tragedia griega. Pero esa cantidad de despidos es casi similar a la que han sumado los EREs de las cadenas autonómicas de Valencia y Madrid a lo largo del último año. El desmantelamiento no ha sido tan brusco ni tan visible como en el caso heleno, pero ya ha habido cadenas públicas españolas que han sido dinamitadas desde dentro. La siguiente en haber presentado un expediente de regulación es la catalana, TVC (TV-3), ayer mismo.

El actual presidente en funciones de la RTVA, Joaquín Durán, no cotempla nada parecido en el caso de Canal Sur, que cuenta con una plantilla de 1.600 trabajadores. A raíz del contrato programa de tres años para el futuro de la autonómica el gobierno andaluz garantiza la financiación de 118 millones anuales. No son suficientes para la dimensión de un equipo que fue engordando en número desde la fundación a finales de los 80: la contabilidad sólo sale en negro si se firma un ajustado convenio colectivo en este verano. El descenso de los ingresos publicitarios ha venido a agudizar la situación para la plantilla pero, sobre todo, para las productoras. Con los empleos indirectos se superan los 2.600 trabajadores que lucía hasta ahora la cadena griega. Para este verano la sede de Atenas volvería a funcionar con una plantilla reducida hasta los 700 puestos, la cifra con que funcionan las grandes privadas españolas. A todas luces la plantilla griega era tan sobredimensionada como sus primas hermanas españolas.

Los ciudadanos helenos pagaban mensualmente, con un recargo en el recibo de la luz, el servicio de radiotelevisión pública. Cada domicilio pagaba 4,30 euros al mes y la corporación aseguraba ingresar unos 300 millones anuales. El gobierno conservador critica la opacidad de las cuentas de la ERT y lo enrevesado de su organigrama. No es una cadena de fiar para el presidente Andonis Samarás. La situación de la pública andaluza y de la nacional, RTVE, independientes pero de facto tuteladas por los respectivos partidos en el poder, garantiza que al menos no sufrirán medidas por revancha o por desconfianza.

El coste de 300 millones de la cadena griega suponía el servicio en estos momentos de siete canales: tres generalistas, uno de ellos con desconexiones regionales; y cuatro canales temáticos estrenados con la TDT. La ERT contaba además con cinco cadenas de radio para los 11 millones de habitantes.

Los andaluces no pagan canon directo por la televisión, pero la transferencia de la Junta obliga a un sacrificio realmente importante para las asfixiadas arcas autonómicas. Calculando 2,5 millones de hogares andaluces, el coste de la RTVA ocasionaría un dispendio mensual de 3,9 euros. Canal Sur cuesta en 2013 algo más de 47 euros por familia al año para los 8,5 millones de andaluces. Andalucía tiene proporción griega en población y territorio: tres cuartas partes. Pero si en su canon directo tuvieran que añadir a la televisión nacional les costaría más que a los griegos porque deberían sumar los 1,6 euros mensuales que cuesta RTVE por hogar.

El adelgazamiento de las transferencias ha maquillado la hipotética cantidad que nos quitaría del bolsillo este servicio público. En 2009 el coste anual por familia de las televisiones públicas en España era de 175,2 euros, casi la misma cantidad que abonan los británicos por la BBC, tran prestigiosa como recortada en estos momentos. El pago medio por familia que se hace en Andalucía por la televisión en este ejercicio es de 66,5 euros anuales (47,2 por Canal Sur; 19,3 por RTVE), por detrás de lo que pagan alemanes (88 euros por la ZDF) o italianos (sobre los 100 euros por la RAI).

La RTVA no ha sufrido despidos directos en su plantilla pero ya mostraba su apurada contención este pasado octubre cuando clausuraba Canal Sur 2, enfocado hacia la cultura, el deporte y los contenidos infantiles. Los 1.600 empleados de la corporación autonómica trabajan ahora para un solo canal (con 10,5% de audiencia, encarando con mérito la competencia de la TDT), más el canal en HD en pruebas que ofrece sólo redifusiones; y tres cadenas de radio, más los servicios on line. Si se comparara la televisión andaluza por cantidad de contenidos sale perdiendofrente a la clausurada cadena griega. Y, aunque sea en cuestión de gustos, también en la calidad de las programaciones.

Las comunidades autónomas ya han metido a fondo la tijera en sus televisiones; RTVE, por su parte, al tener un modelo que a estas alturas resulta algo excéntrico, ha sufrido graves ajustes aunque siguen sin afectar a la voluminosa plantilla de 6.500 trabajadores. Algunas de las últimas medidas del presidente Leopoldo González-Echenique como dejar parada la orquesta durante tres meses ya ha recibido fuertes críticas desde los colectivos culturales. El máximo responsable de RTVE reconocía ayer en el Congreso que firmó dos acuerdos con Banco Santander y BBVA por 70 millones para hacer frente a "desfases de tesorería". Los ingresos que percibe la corporación de las cadenas privadas en compensación por la ausencia de publicidad y las tasas de las empresas de telecomunicación están por debajo de cualquier previsión debido al hundimiento del mercado con la crisis.

El Gobierno ha dejado la transferencia a RTVE en 292,7 millones, reduciéndose en casi la mitad, 254 millones, desde lo que se aportaba en 2011. El presupuesto anual de la corporación es de 941 millones: no salen las cuentas entre los 300 millones que se ingresan por las tasas y los 200 que estaría percibiendo por la explotación del espacio radioeléctrico. Desde el PP, de todas formas, se lanza un mensaje tranquilizador.

Desde el Gobierno ya se ha propuesto al resto de partidos que brinden fórmulas para hacer viable RTVE, cuyo modelo sin publicidad de 2009 parecía que iba ser inamovible y perpetuo. Pero en esas se cayó el sombrajo con la crisis. El regreso de la publicidad es una opción probable, mientras que un ERE en la plantilla se observa como inevitable a medio plazo. Eso sin contar con una posible ratificación de la sentencia europea que obliga a restituir lo abonado por las tasas de las 'telecos', que ascendería a unos 1.000 millones de euros. RTVE quedaría ahí en situación de jaque mate.

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