TV-Comunicación

Menuda noche vieja

  • José Mota cae en la repetición de sí mismo, mientras que la competencia se deja caer sobre seguro · Ramón García siguió con su capa y Sobera hizo de Ramontxu con Igartiburu

Qué cruz. José Mota hizo un Ciudadano Kien 2 en su especial Es bello vivir (en esta Navidad de crisis el clásico de Capra ha sufrido de multirrecurencia). El humorista de La 1 se repitió a sí mismo y preparó un menú facilón, de caricaturas sobre las agonías económicas, los reproches al Gobierno, guiños peperos y números musicales del cine con variaciones previsibles en las letras. Mota abusó de su suerte y le salió un programa que ya habíamos visto el año anterior. Si hubiera que quedarse con un gag, tal vez fue el del juez que resolvía sentencias como en un call show. El esfuerzo mayor estuvo en el Fama en directo de Cuatro. Paula Vázquez iba a lo Basinger en L.A. Confidential y por allí estuvo incluso Tom Jones, como si estuviéramos en el Especial Nochevieja'74. Para colmo el espíritu de Abba, bien patrocinado por el turismo grancanario, se acomodó en la medianoche de Antena 3 tras una tómbola de famosos en Al pie de la letra. Ganaron, por cierto, los comentaristas del corazón, los más hábiles en tararear los estribillos. Pues vale. Menuda noche vieja.

Canal Sur optó por un Se llama copla de variedades musicales. Metió en el canasto a todos sus avíos, incluidos niños prodigios, chiquitos de la vida y toda la cantera coplera. Joana empezó el 2009 con el raphaelesco Escándalo, como en otros años ha hecho la propia TVE. Manu, tan colgado, fue lo más agudo entre tantas versiones cantarinas.

El atentado en Bilbao contra la televisión vasca había variado las agendas de los informativos, acomodados en la rutina del repaso y los fuegos artificiales asiáticos cada 31 de diciembre. Los trabajadores de la corporación pública asaltada por las bombas regresaron pronto a su redacción, entre cristales rotos. La pareja que daba las campanadas desde La 1 había surgido de la ETB años ha. Anne Igartiburu lucía este año españolísima, pelo de ondulaciones copleras (incluso de dama republicana), escote rojo y mantón de Manila cedido por Diana Navarro, y a su lado, el debutante veterano, Carlos Sobera, aguantando algún acople. A Carlos le pidieron que hiciera de su paisano, Ramontxu, que con su capa española estaba, por segundo año, en Antena 3.

La pareja de TVE, la más seguida, seguía un guión reiterado: conexión tempranera, diez minutos charlatanes (una cháchara que llegaba a ser asfixiante) y silencio con previsión para evitar interrupciones abruptas con los cuartos del reloj. Una dadivosa tarjeta de crédito fue la pista a modo de comecocos para deglutir las uvas, mientras que el primer anuncio de TVE iba inserto en los títulos de crédito de la retransmisión. El mencionado Ramón García, el más veterano en esta lides burbujeantes, iba como de costumbre. Para su pareja, Kira Miró, presentar con él desde la Puerta del Sol "era como hacerlo junto al mismísimo Papá Noel". La canaria fue la peor vestida de la noche (con lo que le gusta a Kira desnudarse), con traje en dorados y negros y pelo cardadísimo. Tal vez la mejor vestida (menos es más) fue Silvia Medina, la de Canal Sur, que retransmitió las uvas desde Las Tendillas cordobesas junto al entusiasta Enrique Romero. Acabaron perdidos con la tarta conmemorativa de los 20 años y brindaron con pedro ximénez, que para eso pagaba Montilla, la Denominación de Origen, no el president. Unos tipos disfrazados de toreros dieron el cante en la retransmisión andaluza. Mientras, en Telecinco, Christian Gálvez jugaba a Pasapalabra con María Castro, de Sin tetas, demasiado parlanchina. Christian ratificó que para llevar los encargos con simpatía sin chirridos es de lo mejorcito que anda por la pantalla. Fue una excepción en la noche viejísima telecinquera entre Escenas de matrimonio rancio y un refrito titulado Sin uvas no hay paraíso que con el nombre lo decía todo. Eugeni Alemany intentaba dar un aire canalla a un zapeo por los contenidos musicales y humorísticos de la cadena. Algo parecido había trazado La Sexta, con unas campanadas grabadas y con Buenafuente como maestro de ceremonias acompañado por toda la familia. A medianoche, con la orquesta a todo gas, eran los que más se asemejaban a un cotillón desbragado.

En esas estuvo La 1 tras el pifiazo de Mota y las campanadas tan españolas. El especial musical conducido por Sobera y la motera Ainhoa Arbizu (animando en las conexiones en directo a que el personal malgastara euros en sms de concursetes) fue el típico y viejo espectáculo de repaso a todo los promocionable de las discográficas. El maratón musical de TVE llegó hasta las puertas del Concierto de Año Nuevo de Viena, cada año lo más moderno de cada 1 de enero. Antes de los valses vieneses, con idílicas imágenes ilustrativas, desfiló por La 1 toda la gente que se ha contoneado con un micro en la historia de la cadena pública. A las siete de la mañana, después de la futura eurovisiva Soraya, estaban rescatando una Nochevieja de los 60 con Los Bravos cantando Black is black. Vaya empacho solfeístico. A La 2 la condenaron al público infantil y/o ochentero con Gremlins, otras criaturas muy vistas. Lo más alternativo y sorprendente fue el especial Circo del Sol en Canal Sur 2. Toda una filigrana contorsionista de la que seguro que estaban tomando nota los políticos andaluces.

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