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Flojísimo remake del clásico que Billy Wilder rodara con un trío inolvidable: Bogart, Audrey Hepburn y Holden, en este caso a cargo de un Pollack jugando con cartas muy marcadas. Sabemos que el clasicismo murió y se malenterró, por eso se fueron produciendo estas inexplicables revisiones. Ford, al que la edad trata peor que a Bogart, es un millonario enamorado de Ormond, a años luz de la resplandeciente Audre. No queda ni un ápice de la malicia del original.

Daldry (Las horas) atacaba la realidad como si de un género se tratara, pero lástima, sin confiar mucho en ella. Aquí dividía esta conseguida historia en dos partes bien diferenciadas: la primera, que retrata con cierta aspereza una comunidad, social y familiar, llena de problemas y en la que un joven descubre una pasión secreta e imposible por el ballet. Y la segunda, a partir de que el joven toma un examen para entrar en una prestigiosa escuela de danza, en la que la ficción y sus reglas de complacencia con el público se impone por real decreto. La película se deja ver y no ha envejecido en estos años. Al contrario, el retrato social del thatcherismo está vigente y nos lleva de paso compadecer a los británicos del lío que han montado.

Cruise se nos hizo rematadamente malo por una vez en una historia pasable. Max es un taxista que por sus innumerables años en la profesión está curado de espanto. Vincent es un asesino a sueldo que se ve obligado a coger un taxi para cumplir un encargo. Por azares del destino, el conductor se acaba convirtiendo en un daño colateral del que el asesino tendrá que deshacerse. Planos trabajados con detalle crean un ambiente hipnótico que favorece a esta historia.

Los peores tópicos mexicanos, jaleados de qué manera por Trump, convergen en esta violenta película a cargo de un cada vez más acartonado Gibson. Driver ha culminado un robo que le habrían proporcionado un retiro memorable. Pero durante una persecución a toda velocidad con la policía de la frontera termina capturado por las autoridades mexicanas, que le envían a una cárcel local que se convierte en pesadilla.

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