Campaña a Trancas y Barrancas

Pablo Casado, punteo en 'El Hormiguero'

  • El líder popular se trajo el mitin de casa, y unos tomates de Almería, para hablar con Pablo Motos, jugando a la defensiva para no caer en el meme

Pablo Casado tocando el bajo en la despedida de 'El Hormiguero' de este martes

Pablo Casado tocando el bajo en la despedida de 'El Hormiguero' de este martes / Atresmedia

Aquí hay tomates.  Los que se llevó de Almería Pablo Casado a El Hormiguero.  Motos le regala a nuestros líderes una hora de plastilina aunque hay clavitos por la masa. El dueño de las hormigas trae en esta campaña  (aunque todavía sea "pre") cuestionarios más incómodos y mordiscos interrogatorios. En el caso de Casado el baqueteo de su partido o la corrupción (el problema de "un par de sinvergüenzas"). Un pasaporte para estar en el espacio que más se ve por hábitos y renuncia de casi todos los demás. Pero Motos no es malo del todo. 

El Hormiguero supone un buen rato de silla y autotortura para no dar carnaza a los enemigos para rematar  así con la performance de lucimiento. El popular se lanzó con el bajo, pose rockera para millennials descreídos frente a aquella mala versión de Krahe de Pablo Iglesias. Participó con Uptown Funk, de Mark Ronson y Bruno Mars. Soraya tuvo su momento molón discotequero y Pablo Casado el de pureta marchoso. Quiere ser el padre de La vida es bella, que además de ganarse a su amor en un repunte de valentía, ha prometido a sus hijos un perro "tras ganar este concurso". Frases preparadas en la carpeta mental junto a la riada de argumentos que desparrama en cada discurso y en cada tertulia.

Pero El Hormiguero también tiene sus  retazos propios y ahí Casado falló sin conocer a ningún youtuber y sin arriesgar en confesiones juveniles.  Mal. Y se echaba a temblar en cuanto salía a colación su formación (o no) universitaria.

Casi de lo que más le costó responder era que si defendería a Junqueras en caso de que se dedicara a la abogacía. Nuestros políticos en cuanto se abre el campo más allá de los cánones de La Sexta Noche se agarrotan y ven sobrevolar los memes.

El equipo de Casado era consciente de que no se estaban jugando votos directos pero sí esa buena  impresión para dejarla en el subconsciente de los indecisos. A fin de cuentas juega a motor híbrido con el parecido de imagen con Rivera y el parecido de palabras con Abascal. Se nos ha quedado una derecha multiforme para un electorado dudoso que le faltan evidencias más allá de manidos titulares,  ocurrencias provocativas y punteos de Mark Knopfler, con himno de Leiva.

Por cierto, El Hormiguero fue de nuevo lo más visto del día  (2.590.000 espectadores y el 14%), con minuto de oro en 3.533.000 espectadores a las 22:46 horas, con la guitarrita.

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