Ya nadie podrá decir que la audiencia expulsó a Isabel Pantoja de Supervivientes. No se podrá comentar que la cantante fue expulsada del programa justo antes de la gran final. Por problemas de salud ha tenido que abandonar el concurso y regresar a España. Un final que no hace más que aumentar las sospechas sobre los privilegios de la tonadillera durante esta edición del concurso. La madre de Kiko Rivera y Chabelita ha sido la que ha ocupado más horas en resúmenes y galas. En la mayoría de ocasiones lo ha hecho por sucesos un tanto extraños que han dejado al descubierto algunas cuestiones que han puesto en entredicho su participación. La última fue el domingo por la noche, cuando al conectar con ella se encontraba en una habitación de un hotel que parecía de lo más cómoda. Otros compañeros que han tenido que abandonar han realizado conexiones desde un entorno nada exquisito. Esto ha hecho que las sospechas de que ella ya está en España aumenten.

A esto hay que añadir numerosos episodios que han sucedido durante el reality. Antes de viajar a Honduras se dijo que Isabel había puesto como requisito para participar llevar tinte para el pelo. Otros participantes han asegurado que a la artista le han dado comida. Ella misma confesó en una de las galas que había comido más de la cuenta y por mucho que intentó rectificar, no coló. Ha amenazado con abandonar en multitud de ocasiones y el programa apenas le ha llamado la atención, mientras que sí lo ha hecho con otros supervivientes. En la gala del pasado domingo Colate afirmó que Isabel había pactado con la organización estar cuatro semanas en el concurso y marcharse. Un sinfín de extraños sucesos que ponen en duda su repentino abandono. Un abandono que no le viene mal. Si hubiese llegado a la final, hubiera tenido que compartir una gala con más protagonistas. Ahora todavía tiene tiempo de que durante varias galas los focos solo vayan a su persona.