Tras Don Gato (Top Cat) fue la primera serie de dibujos animados emitida en prime time, pero con la ambición de ser un producto para adultos. Los Picapiedra (The Flinstones) nacieron hace medio siglo con la intención de parodiar la clase media norteamericana, con su guerra de sexos, sus disputas familiares y sus problemas en el trabajo, entre troncomóviles y costillas de brontosaurio por el animado casco urbano de Piedradura. Los Picapiedra renovó la animación y la televisión. Es la Edad de Piedra catódica que nos lleva a Los Simpson. Hasta la irrupción de la familia amarilla fueron los habitantes animados más duraderos en el universo catódico. La primera saga de Pedro Picapiedra se extendió hasta 1966, pero en años sucesivos la factoría de Hanna-Barbera (padres de Scooby Doo o El oso Yogui) fue sacando adaptaciones con nuevas aventuras de los padres y de sus vástagos, Peebles y Bam Bam, que llegarían a convertirse en unos adolescentes setenteros. Los Picapiedra aún están en forma, aunque sus tramas sean de plastilina ante herederos ácidos como Padre de familia o South Park.

La cadena ABC arriesgó hace medio siglo en la lucha por las audiencias con una serie de dibujos para adultos. Finalmente Los Picapiedra fueron respaldados por toda la familia, hasta que con el paso de los años se quedó para los paladares infantiles.

Tras unos años de dudas sobre su mensaje y ubicación, Los Picapiedra llegaron a TVE en 1963 y fueron todo un fenómeno para la época. Siempre arrastró a los pequeños en las sucesivas, e infatiga bles, reposiciones. La primera emisión española de los trogloditas fue en la tarde de los jueves, que no era lectiva (los colegios entonces abrían los sábados por la mañana). El doblaje, con un castellano neutro, procedía de Puerto Rico, con los protagonistas, Fred y Barney, bautizados como Pedro y Pablo.