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Opinión
Hagamos memoria para poner en contexto lo de estos días: Cuando en el otoño de 1997 en Telecinco se estrenaba Crónicas Marcianas para hacer frente al mamarracho morboso que Pepe Navarro estaba haciendo en una desorientada Antena 3 (La sonrisa del pelícano), Javier Sardá, recién llegado de la SER, inspirado, recibió a su primera invitada: Maribel Verdú, presentada, a modo de concurso, como “la persona que más sabe de Maribel Verdú”. Era ingenio y elegancia. También en sus compañeros: el comedido señor Galindo, toda una sorpresa, y un joven imitador del que nadie sabía su nombre (Manel Fuentes) y que era presentado como “El hombre sin personalidad”. Era 1997. Pasaron meses, años, hasta que apareciera Boris Izaguirre bajándose los pantalones, o que debutara con sus imitaciones provocadoras Carlos Latre. Faltaban años para que el formato derivara en la disección de los realities.
Crónicas Marcianas nació suave. Y no tuvo que evolucionar en la televisión y la sociedad del año 2024.
La comedia necesita tiempo y tiento (sustantivo antiguo, pero exacto). La comedia, la buena comedia, es femenina: es progresiva. Los buenos programas ‘de’ y ‘con’ humor necesitan que se vayan acelerando desde un punto moderado, buscando conocer al destinatario. Aceleración sin perder el ritmo. Modular la locura para saber cuándo se puede disparatar y que el espectador se sume cómplice. La sutilidad suele dar la mejor comedia. A veces sucede de pronto, pero el acierto en el humor, en ficción o en entretenimiento, necesita cálculo y también buscar el momento.
Nada de eso sucede con Carlos Latre y Babylon Show (nombre y conceptos viejunos), que imaginó en los despachos un Crónicas Marcianas 2024 y le va saliendo un caos desbaratado, sin orden, ni concierto. Ni idea.
Las escuetas cifras que está registrando Telecinco a esa hora no son tanto por las virtudes de la competencia sino por esos graves errores propios. El espectador de esa franja le ha ido dando una oportunidad a Latre pero una gran mayoría ha huido desconcertada, aburrida e incluso decepcionada. Hace ya una semana que, por el bien de Telecinco y de las cifras de su prime time, Babylon debió ser retirado para su revisión, con el cambio de conductores o incluso una drástica cancelación. Es lo que pasó hace un año con Cuentos Chinos, que con una 'repensada' habría tenido remedio.
Lo de este septiembre es un fracaso del imitador castellonense que no va a poder remediar. Es así. Ni con paciencia se remonta ya. Y Latre nunca ha brillado como líder de un programa porque es un impagable secundario. Nada de eso parece que se había pensado cuando apareció Babylon Show con su circo, con sus colaboradores exagerados y sin sentido, como un rinoceronte en una cristalería
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