Los índices de audiencia en España flejan un claro interés por las series nacionales, con sus virtudes y defectos, y siempre cercanas y reconocibles. El espectador español medio suele rechazar las producciones internacionales y se sienta por mayoría en el sofá de casa para ver ficciones como La que se avecina y Cuéntame antes que The Walking Dead, Homeland o Juego de Tronos, que han acabado en 'segundos canales' de las privadas.

Esto no quiere decir que todas las ficciones extranjeras fracasen en la programación española, pues muchas se han convertido en grandes referentes de audiencia. Eso sí, las series made in Spain siempre han conseguido un share más elevado que las grandes producciones americanas y británicas.

Expertos seriéfilos como Alberto Rey o Miriam Lagoa afirman que la alta inversión de España para lanzar las ficciones no garantiza una alta audiencia, por lo que es una apuesta arriesgada. Hay series de gran prestigio y con muy buena crítica, como The Wire o Mad Men, que han fracasado en su intento por atar a los espectadores españoles y han pasado de largo. Producciones como The Walking Dead y Juego de Tronos han conseguido situarse en el prime time obteniendo una aceptable cuota de pantalla, pero que no se acerca ni a la mitad de las cifras alcanzadas por series españolas como Águila Roja, Isabel o La que se avecina, que junto a Cuéntame cómo pasó y Con el culo al aire se han erigido en estos meses como las series españolas más vistas. Estas ficciones demuestran un estilo similar al de triunfadoras años atrás como Aquí no hay quien viva, Los hombres de Paco o Los Serrano: formatos familiares que mezclan el drama con el humor, con tramas que abarcan todos los segmentos de población.

Sólo unas pocas series de las megafactorías extranjeras triunfan. Producciones costosas o aclamadas como Modern Family, Downton Abbey o Alcatraz no han logrado conquistar España. Una de las series estadounidenses con más éxito en España es la saga CSI, cuyas franquicias están languideciendo en las noches de Telecinco. El drama policíaco formado por capítulos sueltos e independientes (procedimentales, como se llama al género) suelen tener más predilección por los espectadores españoles porque forman parte de la costumbre desde los inicios del medio. De ahí que los dramas médicos también hayan gozado del respaldo español, como . House o Anatomía de Grey, emitidas por Cuatro. House fue en su momento toda una revelación en esta cadena que ahora forma parte de Mediaset.

El grupo Atresmedia cuenta con los formatos extranjeros para La Sexta y sus temáticos y suele reservar títulos más comerciales (Érase una vez, Arrow, Vikingos) para el verano de Antena 3. Sin Rastro o Los Simpson (un caso aparte, en realidad) han recibido el apoyo incondicional por los espectadores de esta cadena privada. La Sexta, por su parte, desde antes de la fusión contó con El mentalista, Navy o Bones con sus ficciones extranjeras más exitosas, por encima de la media de la cadena en sus noches de estreno.

Mediaset ha seguido una estragia similar. Cuatro ha estrenado Bella y Bestia o Scandal; y en Telecinco En cuerpo y alma. Y Castle, cada tarde en Cuatro, es uno de los filones fieles para este canal y el temático FDF.

La demora en los estrenos en abierto influye en estas series que se reciben con más impacto en los canales de pago, más cercanos a la agenda de Estados Unidos. Canal +, Fox o TNT se adelantan en una selecta oferta que termina difuminada cuando pasa a ofrecerse en abierto, como bien saben las premiadas Mad Men o Breaking bad.

Miriam Lagoa sentencia que en España se programa mal y se maltratan las series. Pone como ejemplo el estreno de Perdidos en La 1, que después pasó a La 20 y cambió continuamente de horario y día: al final, la opción más satisfactoria fue la descarga en internet, en versión original.

Glee, Modern Family o The good Wife han de contentarse con recibir aclamaciones en las temáticas de la TDT en España.