Un barco, 80 mujeres rumbo hacia el Nuevo Mundo y él, el capitán Salazar. Valiente, atractivo, líder, seductor... Así es el nuevo personaje que Hugo Silva acaba de presentar en la pequeña pantalla de la mano de Atresmedia y su apuesta por las aventuras: El corazón del océano. El actor califica de inolvidable el rodaje en la selva colombiana, lleno de anécdotas. Dice que grabar en contacto directo con el mar ha sido "una experiencia única".

-Rodar en un barco, en contacto con el mar. A usted que le encanta perderse por Cádiz...

-No nací cerca del mar pero soy un tipo de mar. Me encanta. Nos fuimos a la Bahía de Cádiz, nos metimos en una réplica de la Nao Victoria y a grabar. Imagínate. Hubo días con el mar muy picado, pasó de todo. Una experiencia.

-¿Es de los que se marea?

-Por suerte, no. Me entra sueño y me tengo que atiborrar a refresco de cola para aguantar. Eso sí, me da el típico mareo del marinero, cuando bajo del barco.

-¿Qué es lo más interesante de interpretar al capitán Salazar?

-Es el personaje que siempre soñé de niño. Cualquier personaje de época es muy interesante de interpretar porque te ayuda a romper con lo que vives y te motiva mucho. Te da licencias y a mí me resulta muy divertido.

-Dice que es un personaje con el soñaba de niño. ¿Qué ocurre que entonces ya era un poco pícaro?

-Siempre he sido un enamorado del género de aventuras, con personajes muy pícaros, muy buscavidas... Son personajes, en muchas ocasiones, con cierto desencanto, con oscuridad, y eso al final los humaniza muchísimo.

-¿Usted qué está más entre Sparrow o el Capitán Trueno?

-Cada uno de los personajes que has dicho están interpretados por actores buenísimos, tanto Johnny Depp como Mencheta, ¡fíjate! No, Salazar no tiene nada que ver con estos personajes épicos.

-Antes de la serie. ¿Ya se defendía en el manejo de la espada?

-He tenido que aprender, es complicado. Sólo tenía unas nociones de cuando estudié interpretación que algo te enseñan en una de las asignaturas, pero poca cosa. Este personaje me encanta, es un tipo rudo, entrenado para matar y un conquistador nato. Prefiere luchar antes que salir huyendo.

-¿Qué tal ha sido el rodaje en la selva colombiana? ¿Anécdotas?

-¿Anécdotas? Ha sido complicado el tema del vestuario. Visto desde hoy en día puede resultar gracioso, pero es ante todo incómodo. Pero luego es lo más importante, ya que te ayuda a meterte en la piel del personaje. Por mucho trabajo previo que hagas y guiones que te estudies, en cuanto te metes en esa ropa de época es cuando empiezas a creértelo un poco más. Unas botas altas y una espada y tu cuerpo empieza a moverse sin querer en el contexto de la historia y casi de una forma natural. En cuanto a la selva, es un territorio muy duro y muy hostil, con un porcentaje altísimo de humedad. Te puedo asegurar que allí hay mosquitos que perfectamente podrían llevan tatuajes.

-Mójese un poco más, ¿ha habido algún momento especialmete duro y difícil de olvidar?

-Pisé un hormiguero en la selva, y te aseguro que para nada los hormigueros de allí son como los de aquí. Poco a poco las hormigas se te van subiendo por la pierna y cuando menos lo esperas, yo no sé cómo, se ponen de acuerdo y te muerden a la vez. La selva fue vivir una aventura con todas sus letras.

-A pesar de todo, califica la experiencia en Colombia de maravillosa. ¿Le gustaría cruzar el charco y convertirse en galán de telenovelas? ¿Se ve en un culebrón?

-Ya hice una telenovela, hace tiempo, y sin desmerecer a ningún compañero actor de telenovelas es una experiencia que tuve y, de momento, voy a dejar ahí. Es durísimo el ritmo de trabajo que llevan, con un número de secuencias enorme. Creo que no es un trabajo que me viniera bien en estos momentos.

-Lo cierto es que últimamente lo vemos en muchos papeles pequeños. ¿Se resiste a enfrascarse en un papel que se alargue?

-Es ya una cuestión personal. Yo disfruto mucho creando personajes, ese proceso me encanta y me gusta acabar un personaje y empezar otro sin mezclarlos. Me apetece vivir muchas vidas. Es cierto que ahora me estoy comprometiendo con papeles de poco recorrido pero estoy abierto a todo tipo de producciones, para mí el personaje es lo más importante.

-Ya no hay actores de cine o de televisión, ¿verdad?

-Nunca lo hemos sido, no hay actores de teatro, ni de televisión, ni de cine. Es más a día de hoy casi todos los actores trabajamos en todas las plataformas y en todas nos defendemos. Ninguna plataforma te hace mejor actor, ni ninguna es más digna que otra.

-Al contrario, hoy los actores que han nacido en televisión sois un reclamo para obras teatrales y proyectos cinematográficos...

-El ser humano tiene tendencia a etiquetar para no perderse. Somos trabajadores, no somos nada más, nos interesamos por historias y nos enamoramos de proyectos.

-Y hablando de etiquetas. ¿Se ha olvidado ya de Lucas?

-Imposible. Si trabajo a día de hoy es gracias a ese personaje y al golpe mediático que tuve en Los hombres de Paco.¡Cómo olvidarlo!