Toros

Aguado se libra milagrosamente de una cornada en el cuello

PRIMERA DE LA FERIA DE OTOÑO DE MADRID Ganadería: Novillada de El Tajo y La Reina -misma ganadería, propiedad de Joselito y de Martín Arranz- y un sobrero de Ave María, como quinto. Encierro en su conjunto bien presentado, descastado y sin brío. TOREROS: Manolo Vanegas, de corinto y oro. Estocada (silencio). Estocada (saludos tras ovación). Pablo Aguado, de verde y oro. Estocada (saludos tras ovación con aviso). Estocada (saludos tras ovación con aviso). Estocada (saludos tras ovación con aviso). Rafael Serna, de azul y oro. Pinchazo y estocada (silencio). Metisaca, dos pinchazos y un descabello (silencio). INCIDENCIAS: Plaza de toros de Las Ventas. Tres cuartos de entrada. Aguado fue atendido en la enfermería de un traumatismo facial con hematoma en la región malar izquierda y un puntazo en la cara posterior de la parrilla costal derecha, pendiente de estudio radiológico; de pronóstico reservado. Ángel Gómez saludó tras banderillear al segundo bis.

El primer festejo de la Feria de Otoño de Madrid, última que organiza la empresa Taurodelta, que dejará paso a Simón Casas para las próximas temporadas, resultó pesado y monótono en lo artístico, con el tremebundo susto de una cogida a Pablo Aguado, que rozó la tragedia. Todo ello marcado por un encierro de El Tajo y La Reina (misma ganadería, propiedad de Joselito y de Martín Arranz), bien presentado, noble, pero descastado y sin brío en su conjunto, con el añadido de un sobrero de Ave María, con genio, que se lidió como quinto. Un festejo en el que se marcharon de vacío el venezolano Manolo Vanegas y los sevillanos Pablo Aguado y Rafael Serna.

El quinto novillo estuvo a punto de cortarle el cuello a Aguado, cuando, en el recibo de capa, dibujaba un segundo farol. El astado le destrozó la solapilla de la chaquetilla cuando le pasó los cuchillos junto al cuello. Y para colmo se cebó con el torero y le propinó una tremenda paliza; recibiendo también un puntazo. Cuando las asistencias le llevaban a la enfermería, retornó al ruedo y continuó toreando con esfuerzo, sin chaquetilla, con el pómulo izquierdo amoratado y como desorientado y con problemas de visión hasta matar al astado, un marmolillo con genio al que propinó una estocada tras la que escuchó una fuerte ovación cuando se marchó a la enfermería.

El segundo novillo había sido devuelto por flojo, se había corrido turno y Pablo Aguado había soltado el quinto -su segundo titular- como sobrero. El sevillano, con su corte clásico, toreó bien a la verónica a este segundo bis, de buena condición, a pesar de que embestía algo rebrincado. En la labor, bien estructurada, dibujó algunos muletazos de calidad.

A Manolo Vanegas, líder del escalafón novilleril en número de festejos -28 novilladas- se le vio con suficiencia y ganas de triunfo. Con el castaño que abrió plaza, montado, con nobleza, armó una faena sobria y pulcra ante un ejemplar al que le costaba embestir y no humillaba tras las telas.

El cuarto, un auténtico toro en trapío, de preciosa pinta jabonera y al que por mor del presidente le llevaron hasta tres veces al caballo, no tuvo la más mínima entrega ni clase. Vanegas se justificó con una gran entrega, recibiendo al astado con dos largas de rodillas junto a tablas, iniciando la labor de muleta de hinojos y cerrando el trasteo con unas luquecinas.

Rafael Serna, quien retornaba a Las Ventas tras el gravísimo percance sufrido en esta plaza el pasado 12 de junio, cuando un novillo le partió las venas femoral y safena, fue silenciado en su lote. Con el tercero, noble, aunque paradísimo, la faena, que brindó al cirujano-jefe de la plaza de toros de Madrid, Máximo García Padrós, no cobró altura.

Ante el sexto se repitió de nuevo la historia con un ejemplar sin problemas, pero sin codicia, con el que Serna realizó un trasteo que no caló en el respetable.

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