Toros

El Cid y El Fandi salen a hombros del festejo del 28F en Sanlúcar

  • El granadino suma cuatro orejas y un rabo de un encierro manejable de Fuente Ymbor en un espectáculo que contó con la respuesta del público pese a la lluvia

Ganadería. Seis toros de Fuente Ymbro bien presentados y de buen juego, el primero bravo aunque blando como el tercero; el segundo muy bueno fue ovacionado. Cuarto y quinto, sosos y a media altura y sexto manejable pero sin calidad, TOREROS: Francisco Rivera Ordóñez, silencio y silencio tras aviso. El Cid, dos orejas y oreja. David Fandila "El Fandi", dos orejas y dos orejas y rabo. Incidencias. Tres cuartos de entrada en tarde de lluvia. Festejo retransmitido por las televisiones autonómicas. Las asistencias acondicionaron el piso mojado en los intermedios de la lidia.

Mira que tenía cosas en contra el festejo: además de que se televisaba, en la tele de pago retransmitían exquisiteces taurinas desde Vistalegre. Encima era una tarde de esas de quedarse en casa, gris y que a la hora del ultimo empujón de la taquilla rompió en lluviosa.

Por eso que la plaza del Pino se cubriera en las tres cuartas partes de su aforo, era de pasmar a cualquiera. Bien de público, bien en lo artístico y entretenida por lo que hace a los toros de Fuente Ymbro, aunque lo mejor en el capítulo ganadero llegó con el puyazo del primero y el juego del buen segundo, que peleó en el centro del ruedo con El Cid. Tanto el de Salteras como el de Granada, que a la postre sería el triunfador de la tarde, se entregaron, no tanto Rivera Ordóñez, más gris con su lote, contagiado por el tono de la tarde. El público sí que estuvo bien, aguantando la lluvia y soltando los mangos de los paraguas para aplaudir, que ya es entusiasmo.

Entusiasmo que dejó el marcador abultado a la vista de alguna estocada que otra. O sea que era uno de esos días en que es fiesta.

Francisco Rivera Ordóñez abrió plaza con un toro que peleó con bravura en el caballo, donde cobró lo suyo. Acusó el castigo sin duda, perdiendo las manos. El torero, al abrigo de las tablas muy cerca de chiqueros, estuvo aseado con un animal que tuvo manejable nobleza. La faena no cobró el vuelo suficiente para que el público entrara en calor, más preocupado por la evolución de la lluvia.

En su segundo y cuarto de la suelta, tampoco Rivera Ordóñez llegó a entusiasmar con un toro yente y viniente. La falta de entrega fue mutua.

Afanosos y entregados sí que estuvieron El Cid y El Fandi. El saltereño, bien con el capote ante su primero, el toro de la tarde, dejó que perdiera el astado ínfulas en el peto sin castigarlo, y lo vio claro plantando la pelea en el centro del ruedo, dónde el toro dio su medida. Fue tal vez lo mejor de la tarde, equilibrándose la embestida del buen astado de Fuente Ymbro, que recibiría una justa ovación en el arrastre, con la solvencia muletera de El Cid. Fue una faena de peso, con una estocada de buena ejecución aunque el toro tardó en doblar. Su segundo toro ni tuvo ese brillo ni esa embestida, pero El Cid se creció y toreó muy bien con la zurda, sumando la tercera oreja.

El Fandi rayó al nivel que nos tiene acostumbrados: recibió a su primero con una larga de rodillas en el tercio, lo banderilleó espectacular , adornándose corriendo hacia atrás hasta parar al toro y oyó al público corear sus hazañas. Eficaz y muy seguro con la muleta, provocó aún más el alboroto del público con las mismas armas ante su segundo y reventó el marcador cortando un rabo.

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