Toros

Comienzo grisáceo de San Isidro

  • El primer festejo de la feria madrileña, con Abellán, Luque y Fortes, se salda sin trofeos Decepcionante corrida de Valdefresno, dispar en presentación y marcada por la mansedumbre y la falta de entrega en su juego

primera corrida de la feria de san isidro de madrid Ganadería: Cinco toros de Valdefresno y uno, tercero, de Fraile Mazas, mismo encaste (Lisardo Sánchez) y casa ganadera. Encierro muy dispar en su presentación; en peso oscilaron entre 510 kilos del primero y 590 kilos del cuarto. En su juego estuvo marcado por la mansedumbre y falta de entrega en su juego. TOREROS: Miguel Abellán, de obispo y plata. Estocada (silencio). Casi entera y descabello (saludos tras ovación con petición de oreja). Daniel Luque, de azul y oro. Casi entera (silencio). Entera (silencio tras aviso). Saúl Jiménez Fortes, de tabaco y oro. Pinchazo y media trasera y muy tendida y dos descabellos (silencio tras aviso). Dos pinchazos y estocada (silencio tras aviso). INCIDENCIAS: Plaza de toros de Las Ventas de Madrid. Viernes 6 de mayo de 2016. Tres cuartos de entrada. Lluvia cuando se lidiaban los toros tercero y sexto.

La Feria de San Isidro comenzó con una emocionante, merecida y reconfortante ovación del público de Las Ventas a Jiménez Fortes, quien en este ruedo estuvo a punto de perder la vida por una gravísima cornada en el cuello en el pasado serial. El malagueño, quien posteriormente sufrió otra todavía más grave en la misma zona en la plaza de Vitigudino es de esos toreros sumamente castigados, pero que no ha perdido un ápice de valor. El brillo de esas palmas que echaban humo contrastó con el cielo plúmbeo y lo que sucedió posteriormente en la arena, donde ni Fortes, ni tampoco sus compañeros Miguel Abellán ni Daniel Luque, consiguieron el éxito con una corrida de Valdefresno, dispar en presentación, marcada por la mansedumbre y la falta de entrega, que decepcionó en toda regla.

Miguel Abellán no aprovechó el mejor lote del mal encierro. El toro que abrió plaza, con buenas hechuras, flojísimo, derrochó nobleza. El madrileño lo recibió con una larga cambiada de rodillas junto a tablas y logró una única serie diestra intensa, en los tercios, con muletazos templados.

El gigantón cuarto, a diez kilos de los 600, cinqueño, hondo y enmorrillado, desarrolló como mejor virtud la nobleza. El diestro concretó una labor de más a menos. Tras dos buenas tandas con la derecha -una de ellas con ligazón- la faena se desinfló cuando quiso torear al natural. Cerró el trasteo con algunos enganchones y unas manoletinas vulgares.

Daniel Luque, con actitud encomiable, intentó hacer las cosas bien ante un lote manso. Ante el segundo, montado, que se metía por dentro y comprometió en varias ocasiones al diestro, con alguna colada de infarto, destacó en una buena tanda diestra. La faena no llegó a cobrar la altura deseada por un público que silenció la labor.

El quinto, altote, estrecho y al que le faltaba cuajo, fue protestado de salida. Luque, en una labor muy larga, robó en esta ocasión pases templados por ambos pitones a un toro sin entrega y que se entableró pronto. El torero cerró con unas luquecinas con el toro sin querer acometer.

Fortes, quien lidió sus dos astados bajo la lluvia, apenas tuvo opción al lucimiento artístico. Con el tercero, un ejemplar montado y sin cuello, que acometió rebrincado y salía huyendo de las suertes, apenas pudo plasmar unos buenos ayudados a media altura en el comienzo de una labor que de inmediato tuvo que continuar junto a tablas, robando los muletazos, con un fallero por la espalda y entrando a matar con el toro al hilo de las tablas.

El que cerró plaza, bajo, con movilidad, buscó los tableros muy pronto y allí Fortes se esforzó por dar pases y más pases con el toro topando.

El comienzo de la Feria de San Isidro, sin duda, más allá del cielo cárdeno oscuro que se cernía sobre Las Ventas, resultó grisáceo por lo sucedido su ruedo.

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