Toros

David Mora, por la puerta grande

David Mora, quien cortó una oreja a cada uno de sus toros en la plaza de Pamplona, se convirtió en el primer torero de a pie que sale a hombros en esta Feria del Toro. El local Francisco Marco, tratado cariñosamente por sus paisanos, también fue premiado con otro trofeo. Y, por su parte, Iván Fandiño, se libró milagrosamente de una cornada fatal. Balance que obtuvo la terna con toros de Torrestrella, de presentación y juego desigual.

David Mora se las vio con un tercero que salió sin fuerza alguna. Incluso perdió las manos en el capote y un peón hizo de grúa para levantarlo en el tercio de varas. Sin embargo, el animal embistió con extraordinaria calidad tras las telas. El madrileño, que lo había recibido con dos largas cambiadas de rodillas en las rayas, lanceó con gusto a la verónica. La faena tuvo como mayor virtud una gran dosis de temple, con muletazos suaves por ambos pitones. La acertada estocada fue la rúbrica adecuada para cobrar el trofeo.

Con el sexto, David Mora volvió a conseguir premio gracias a la confianza en si mismo. En esta ocasión se las vio con un animal manejable, pero reservón, al que le costaba embestir. Su mejor pitón fue el derecho. Mora consiguió muletazos estimables por ambos pitones en una labor inteligente y porfiona en la que se tiró a matar a ley para enterrar el estoque.

Francisco Marco se mostró voluntarioso en su lote. Consiguió premio del colorao cuarto, un animal flojo y con buena condición, como la mayoría de la corrida. El torero se la jugó en todo momento. Así, comenzó de rodillas una faena correcta y entonada. Marco salió trompicado en la ejecución de la suerte de varas, con la taleguilla rasgada. Un gran esfuerzo el de este torero, que apenas cuenta con oportunidades.

Al precioso jabonero claro que abrió plaza, Marco lo había recibido con una larga de rodillas. El torero no podía bajar la mano en la muleta, ya que el animal era flojísimo. El trasteo resultó anodino.

Iván Fandiño, entregado, se libró de una cornada terrorífica en su segundo. El animal, único con problemas del encierro de Torrestrella, se metió en varias ocasiones por ambos pitones a lo largo de su lidia. Fandiño, con decisión, intentó alargar los muletazos en un trasteo, que el astado deslució con reiterados tornillazos. El peligroso toro, en un pase de pecho, le propinó un pitonazo al diestro, que cayó en la arena. La fiera le buscó con saña y le lanzó varios derrotes, en los que los astifinos cuchillos estuvieron a punto de rajarle la garganta. Quedó conmocionado. Tardó en despejarse. Mató de estocada y descabello y el público, que no solicitó trofeo, le tributó una ovación al esfuerzo.

Fandiño se las había visto en primer lugar con un ejemplar noblote y soso. El vasco trazó buenos muletazos a un animal flojo y paradote. Mató de estocada muy bien ejecutada y hasta el puño, un pelín delantera.

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