Toros

Díaz y Ureña, en blanco con una decepcionante 'victorinada'

sexta de las corridas generales de bilbao Ganadería: Corrida de Victorino Martín, de dispar trapío y juego decepcionante; el más potable para el torero, el segundo y para el público, un punto encastado y con mansedumbre, el quinto, ovacionado injustamente en el arrastre. TOREROS: Curro Díaz, de rosa palo y oro, que debutaba y sustituía a Manuel Escribano. Pinchazo hondo caído (saludos tras ovación). Dos pinchazos, pinchazo hondo y tres descabellos (silencio). Entera (palmas; con división de opiniones cuando intenta saludar). Paco Ureña, de verde y oro. Casi entera y dos descabellos (saludos tras ovación). Pinchazo, pinchazo hondo y seis descabellos (silencio). Pinchazo y bajonazo (silencio). INCIDENCIAS: Plaza de toros de Vista Alegre de Bilbao. Jueves 25 de agosto de 2016. Media entrada.

La corrida de Victorino Martín, de dispar trapío, decepcionó en conjunto en su juego. Curro Díaz, que dio una buena y torerísima imagen, y Paco Ureña, serio y con oficio, se marcharon de vacío de la plaza de toros de Vista Alegre en un mano a mano en el que faltó materia prima de primer orden en una tarde en la que, ¡ojo!, no se pasó de media entrada.

Curro Díaz, que debutaba en el coso bilbaíno tras casi dos décadas como matador de toros, abrió plaza con un Portero, cárdeno, que se mostró servicial por el pitón izquierdo y ante el que el diestro anduvo pinturero y brillando especialmente en suaves naturales en una faena que brindó a Manuel Escribano, en el callejón, por el que había entrado como sustituto en este festejo. Ante el tercero, de buenas hechuras y manejable, también consiguió algunos naturales de calidad sin que el público se entusiasmara y falló con la espada.

Con algo más de recorrido saltó el quinto toro, con un punto de casta y mansedumbre, al que el linarense, con fibra, le cogió la distancia -en corto- y muleteó muy expresivamente. Faena medida, que el público no entendió. Mató de estocada, pero el personal se puso de parte del toro, ovacionando al victorino y aplaudiendo tibiamente al torero, con división de opiniones cuando intentó saludar.

Paco Ureña se estiró bien a la verónica ante Petrolero, con un buen pitón derecho y con fondo, el toro con más combustible del encierro, aunque por el izquierdo era otra cosa. Tras una emotiva dedicatoria a Escribano, con el que estaba previsto el mano a mano, y a Díaz, Ureña, en los tercios, fue elevando en intensidad su faena, fundamentalmente con la diestra; si bien no estuvo acertado con los aceros. Ante el cuarto, con escaso trapío y sin codicia, el lorquino se entregó en una labor porfiona que no caló y que remató pésimamente con los aceros. Con el público ya desilusionado, se entregó en un trasteo con un animal descastadísimo y al que mató de pinchazo y un feo bajonazo.

La victorinada aportó una nueva decepción en esta feria bilbaína de vuelo bajo.

Para hoy, la empresa ha decicido que la baja de Roca Rey no sea cubierta y el festejo quede en un mano a mano entre Alberto López Simón y José Garrido, quienes lidiarán toros de Torrestrella.

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