Toros

Grata impresión de Álvaro Lorenzo

plaza de toros de la real maestranza de sevilla Ganadería: Novillada de El Parralejo, de correcta presentación en su conjunto y de comportamiento desigual. TOREROS: Álvaro Lorenzo, que se presentaba, de azul y oro. Estocada (oreja). Pinchazo y pinchazo hondo (saludos tras ovación con aviso). Ginés Marín, de grana y oro. Entera trasera (vuelta al ruedo tras petición de oreja con protestas al presidente por no conceder el trofeo). Estocada (saludos tras ovación con aviso). Pablo Aguado, de pizarra y oro. Dos pinchazos, entera y tres descabellos (silencio). Pinchazo y estocada (saludos tras ovación). INCIDENCIAS: Plaza de toros de la Real Maestranza de Sevilla. Domingo 1 de mayo. Más de media entrada. Ligero viento, que molestó puntualmente en la lidia.

La Maestranza abría sus puertas y se reanudaba la programación tras la Feria de Abril con un cartel prometedor: Álvaro Lorenzo, que hacía su presentación en Sevilla, Ginés Marín y Pablo Aguado, con una novillada de El Parralejo.

El festejo, en tarde soleada y con ambiente -más de media entrada- no llegó a romper en gran medida por un encierro al que le faltó en su conjunto entrega, con un par de novillos (tercero y quinto), muy mansos. Eso sí, estuvo marcado por algo inusual en estos tiempos y es que los tres jóvenes toreros brindaron momentos espléndidos con la capa.

El toledano Álvaro Lorenzo, que junto a Ginés Marín, tomará la alternativa en la Feria de Nimes de mayo, dejó una grata impresión tanto con el capote como con la muleta. Apoderado por la casa Lozano, demostró que tiene ese temple especial con el que Pablo, La muleta de Castilla, impregna a sus toreros. Lorenzo dio muestras de ello ante el novillo que abrió plaza, justo de fuerzas, manejable y al que le faltó celo. El novillo, un dije, arrolló a Candela durante la brega, sin que afortunadamente le hiriera. Lorenzo, en los tercios, para no ser molestado por el viento, plasmó con la franela sus mejores momentos en un par de series diestras. Cerró con manoletinas y rubricó de manera contundente con la espada para cobrar el único trofeo de la tarde.

Álvaro Lorenzo logró de nuevo notables pasajes ante el cuarto, un astado noble, al que le faltó más brío para transmitir y al que el diestro toreó nuevamente con un temple especial tras lancear con bellísimas y mandonas verónicas de mano baja. Comenzó la faena en los tercios con una serie diestra espléndida, pero quedó desarmado por el viento. En esta ocasión no acompañó la música. Pero no hizo falta. Hubo la sensación de una sinfonía de cámara cuando a cámara lenta dibujó naturales despaciosos en dos series. Notable faena que, sin embargo, no rubricó adecuadamente, ya que pinchó por partida doble.

Ginés Marín dio la talla en el toreo de capa ante el segundo, un ejemplar con un buen pitón derecho. Dibujó buenas verónicas, ganando terreno, y se marcó un magnífico quite por cordobinas. El jerezano, criado taurinamente en Extremadura, comenzó en los medios, rodilla en tierra, con la derecha, exigiendo mucho al animal. Y con esa mano, posteriormente, estuvo entonado. Sonó la música. Pero a partir de ahí el novillo fue a menos y el torero apostó por las cercanías, con circulares invertidos y arrimón para cerrar con arriesgadísimas bernadinas y una estocada trasera. El público solicitó un trofeo y el balance quedó en una vuelta al ruedo.

Con el quinto, altote, manso y huidizo, que buscó desde el capote toriles, Marín robó muletazos de manera incansable en una labor esforzada.

El sevillano Pablo Aguado, con entrega, dejó algunos destellos de buen toreo y deficiencias con la espada. Al tercero, manso y descastado, le enjaretó algunos muletazos con sabor en una faena que brindó al matador de toros retirado Curro Vázquez, que ocupaba una localidad en una grada.

Al sexto lo recibió con cinco faroles de rodillas frente a toriles!. En las afueras, faltó armazón de faena ante un animal con movilidad, pero sin entrega. Hubo algunos detalles de toreo caro, como preciosos ayudados.

En lo que supone un resultado tibio en tarde soleada, descolló el excelente toreo de capote por la terna en varios pasajes y el buen estreno del toledano Álvaro Lorenzo, con gusto a la verónica y temple en la muleta, consiguiendo en el día de su debut en la plaza de Sevilla el único trofeo del festejo.

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