Feria de la Manzanilla

El Juli indulta a 'Faraón' y triunfa con Aguado en Sanlúcar de Barrameda

  • El madrileño y el sevillano cuajaron una gran tarde en el mano con toros de Santi Domecq

La plaza de toros de Sanlúcar de Barrameda.

La plaza de toros de Sanlúcar de Barrameda. / Carmelo García Espectáculos

El indulto de "Faraón" a cargo de El Juli fue el punto álgido de la corrida celebrada en Sanlúcar de Barrameda, en la que Pablo Aguado triunfó también al cortar las dos orejas del último toro, premiado con la vuelta al ruedo, de una noble corrida de Santi Domecq.

Corrida de relumbrón en la plaza de El Pino de Sanlúcar de Barrameda. Tarde donde muchos aficionados tuvieron que quedarse fuera por aquello del cincuenta por ciento de aforo, aunque el cartel estaba llamado a ser un lleno importante con la presencia de El Juli, en un momento muy dulce, y de Pablo Aguado, que reaparecía tras su fuerte cornada en Vistalegre. Capítulo aparte, los toros de Santiago Domecq que siempre ofrecen espectáculo y bravura. Aforo limitado y mascarillas puestas. Y sin habanos que calar al estar prohibido echar humo desde los tendidos. En vías de una nueva normalidad, la tarde respiraba a triunfo y toreo caro, a pesar de que la crisis sanitaria seguía estando presente en forma de aforamientos y prohibiciones.

El primero de la tarde fue un castaño albardado muy cómodo de cara. Lo saludó con cierto salero a la verónica El Juli, que inició la faena de muleta sin enmendarse, recordando al maestro Litri con su famoso "litrazo", y ya en la segunda raya del tercio comenzó el toreo en redondo a un toro no muy sobrado de fuerza. Con la izquierda lo enganchó con temple, llevándolo largo y firmando los mejores momentos de una faena en la que el madrileño estuvo muy por encima de su antagonista, al que cortó una oreja tras una estocada trasera. Al tercero ya se vio unas grandes cualidades en la magnífica brega de José Chacón, lo que aprovechó Julián para calentar rápido los tendidos en un inicio de faena con una rodilla en tierra y corriendo la mano con soltura y mando.

Pero, ya de pie, en la primera tanda por el derecho acortó el viaje el toro, momento en el que el madrileño sacó toda la técnica que atesora para lograr una faena inverosímil, ayudándose de la distancia perfecta y el temple necesario para hacer mejor de lo que era a un toro muy noble pero al que le faltó algo de empuje. No obstante, El Juli lo llevó largo, por abajo, y el animal, totalmente entregado, no cesó de embestir. Fue como una metamorfosis torera. El público, totalmente enloquecido, entró en la faena y pidió el indulto que no tardó en caer por parte del presidente, premio algo excesivo pero que contentó a todos los presentes. El Juli paseó los máximos trofeos simbólicos y "Faraón" volvió con vida a los corrales de la plaza de Sanlúcar. Brindó al público Julián el trasteo del quinto, un toro que quedó muy mermado para la muleta tras cobrarse una fuerte voltereta en el tercio de varas. Pero al Juli le vale cualquier toro y aprovechó la nobleza del de Santi Domecq para diseñar otra faena técnica y templada, pero sin la emoción necesaria para redondear a lo grande.

Pablo Aguado dejó su sello a la verónica en el segundo, un toro noble pero muy justo de toro al que templó por el derecho pero sin poder apretarle por la falta de empuje del animal, al que acabó pinchado en la suerte suprema. Con el cuarto destacó en un quite por chicuelinas y un inicio sensacional por bajo y una posterior de natural de mucha altura. Sin embargo, la faena no llegó a los altos vuelos que se presagiaba, ora por falta de acople, ora quizá también por el tiempo de adaptación tras el percance de Madrid. Se resarció el sevillano con el buen sexto, al que toreó a placer en una faena que aunó torería, clase y mucha plasticidad tanto en los redondos como en los naturales y en los adornos y remates entre series. Faltó contundencia con los aceros, pero así y todo cortó dos orejas de un animal premiado con la vuelta al ruedo.

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