Toros

Lluvia de trofeos en Olivenza

  • Leonardo Hernández, Espartaco, Mendes, El Juli, Talavante y Posada Maravilla cortan ocho orejas y un rabo

GANADERÍA: Seis ejemplares donados por Luis Terrón, Gavira, Zalduendo, Garcigrande, Joaquín Núñez y Herederos de Bernardino Píriz. De aceptable presentación y juego. El primero fue pitado en el arrastre, mientras que el segundo y el cuarto fueron aplaudidos. TOREROS: Leonardo Hernández, una oreja. Juan Antonio Ruiz 'Espartaco', dos orejas. Víctor Mendes, una oreja. Julián López 'El Juli', dos orejas y rabo. Alejandro Talavante, oreja. Bernardino Píriz, una oreja. Incidencias: Plaza de toros de Olivenza. Sábado 9 de octubre de 2010. Festival benéfico. Media entrada.

Un total de ocho orejas y un rabo se repartieron los toreros que intervinieron en el festival taurino celebrado en la plaza de toros de Olivenza a beneficio de la Santa Casa de la Misericordia de la citada localidad, en una tarde desapacible en lo climatológico, que amenazaba lluvia.

El rejoneador Leonardo Hernández, que sustituía a Pablo Hermoso de Mendoza, arriesgó con un toro manso exponiendo en demasía y uno de sus caballos fue alcanzado, derribado y corneado en el suelo sin que, afortunadamente, calara el pitón.

El matador de toros sevillano Juan Antonio Ruiz Espartaco estuvo cómodo y en maestro, gustándose y gustando al público, que lo aplaudió en una faena que realizó a un utrero con el hierro de Gavira.

El diestro portugués Víctor Mendes, con un cinqueño de Zalduendo, banderilleó con soltura y redondeó una faena que recordó sus mejores tardes.

Julián López El Juli se mostró seguro y lucido con un cuatreño de Garcigrande. El espada madrileño estuvo en torero y remató su aplaudida faena de una estocada de efecto fulminante.

El pacense Alejandro Talavante mostró un toreo variado con el capote y estático con la muleta, y fue jaleado por el respetable, en una labor que realizó a un astado de la ganadería de Joaquín Núñez.

El novillero Posada Maravilla, perteneciente a la Escuela Taurina de Badajoz, puso voluntad y deseos de agradar ante un eral del hierro de Bernardino Píriz, que resultó distraído y corretón, y ante el que logró lucirse por el pitón izquierdo.

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