Los rejoneadores portugueses Joao Moura y Francisco Palha consiguieron ayer abrir la puerta grande de la plaza de Villanueva de Córdoba después de lidiar un manejable encierro de la ganadería pozoalbense de Blanco de Torres. Moura realizó dos actuaciones vibrantes en las que animó al escaso público. Consiguió cortar tres orejas, dos y una, y destacó por las cercanías con las que consiguió lidiar al novillo de Blanco de Torres, que como todo el encierro tuvo nobleza y se dejó en todos los tercios, aunque, como sus hermanos de camada llegara un tanto apagadillo al final de la faena, lo que sin embargo sirvió para que los caballeros lucieran con sus cabalgaduras en las cercanías y en los medios, pues la novillada tuvo la virtud de no rajarse ni buscar las tablas.

Palha, que cortó dos orejas a su segundo novillo, fue el otro triunfador de la tarde. Este portugués tiene todavía mucho terreno que andar en el complicado mundo del rejoneo, pero exhibe una monta clásica y quiere clavar siempre con pureza, aunque muchos encuentros le queden desajustados. Como Moura, dejó llegar mucho a los novillos a su cabalgadura y por ello tuvo algún que otro momento de aprieto.

El más pequeño de la saga Manzanares, Manuel, es un caballista clásico que busca el ajuste y se mete en terrenos comprometidos, sin embargo ayer no anduvo fino con los aceros y eso le privó de cortar algún trofeo. Sacó varios caballos con el hierro de Palblo Hermoso que ieron una buena dimensión en el ruedo. Destacó con las banderillas, clvando al estribo, sobre todo en su segundo oponente, al que realizó una labor sobria pero de cierta pureza.