Toros

Prado viaja por la historia algecireña del toreo y sus nombres propios

  • El periodista ofrece el quinto pregón de las Jornadas de Tauromaquia de Algeciras, que dedica al guitarrista Paco de Lucía

El algecireño Bernardo Prado protagonizó ayer el quinto pregón taurino de Algeciras, bajo el sentir de "no hay quinto malo", como arranque de las XXIX Jornadas de Tauromaquia, que se extenderán hasta el jueves a las 21:00 horas en el edificio Kursaal de Algeciras. Hizo una reflexión del mundo taurino desde su niñez pasando por los grandes matadores y ganaderías de la tierra, usando como hilo musical para arrancar la faena el mítico Entre dos aguas de Paco de Lucía, al que dedicó su pregón.

Su amigo y pregonero en 2011 Agustín Pérez Sendino le presentó en un auditorio colmado de público y aficionados. En la mesa presidencial le acompañaba el alcalde, José Ignacio Landaluce. Prado, periodista taurino que ha recorrido todas las plazas nacionales y del extranjero, quiso iniciar sus palabras con el acompañamiento del maestro universal de la guitarra como banda sonora de sus relatos, y apuntando que Paco de Lucía fue gran aficionado.

De forma cronológica empezó su pregón por su niñez, por sus primeros contactos con el mundo del toro en su barrio, en la Villa Vieja, "allí conocí los primeros vocablos de la jerga taurina". Nació junto al primer matadero de la tierra. A Juan Calado, Romerito, fue al primer torero que vio vestirse en su vida. No dejó de lado, por cercanía, el hotel Reina Cristina, hervidero en la década de los 60 de grandes aficionados, allí se hospedaban los grandes matadores de la época.

Hizo una parada en su pregón para recordar dos fechas, el 11 de junio de 1961, cuando vio ante sus ojos la primera cornada; y el 6 de julio de 1963, la primera vez que vivió el indulto a un toro, por el linense Carlos Corbacho. Le puso un toque radiofónico y peculiar, dado su labor periodística, al pregón recopilando y mostrando al público presente algunos extractos de entrevistas realizadas a Antonio Duarte, a Fernando Ramos o a Miguel Mateo Miguelín.

Bernardo Prado elaboró un pregón cargado de nombres, como si no quisiera dejar a ninguno atrás. Entre cientos de profesionales recordó a Antonio Sánchez, Currillo, el último torero que salió a hombros de la Perseverancia en 1978. Apuntó que el 14 de junio hará 45 años de la inauguración de Las Palomas y aprovechó la coyuntura para lamentar el derribo de la anterior, calificándolo como una falta de respeto a la ciudadanía.

Sobre las Palomas recordó también la primera corrida de toros que allí se celebró, destacando que sobresalió Miguelín y apuntando que Pablo Romero cortó las primeras orejas del coso. No quiso en este caso perder la ocasión, ante la presencia de autoridades, de pedir que se cree en la plaza un restaurante, un museo taurino o un salón de reuniones, por poner ejemplos, ya que ningún equipo de gobierno lo ha hecho hasta ahora.

Sobre estos 45 años de las Palomas reconoció apenas recordar un percance de gravedad, salvo alguna excepción, destacando que han desfilado por el coso algecireño las grandes figuras tanto a pie como a caballo.

En su capítulo de efemérides recordó las primeras alternativas concedidas en la plaza algecireña, apuntó primero la de Miguel del Pino el 14 de junio de 1943 en La Perseverancia. Continuó su discurso entre anécdotas que le llevaron a más de una ovación del público. Finalizó con un respaldo ferviente a las ganaderías, a las que ya no existen y a las que quedan, destacando la de Gavira y el maestro Miguelín. Finalizó el pregón de nuevo con la guitarra.

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