Toros

Premio a la firmeza de Román

segunda corrida de la feria de otoño de madrid Ganadería: Encierro de Fuente Ymbro, en conjunto bien armado y presentado y de juego desigual; destacando positivamente el primero y, especialmente el segundo, muy bueno en la muleta, ovacionado en el arrastre. TOREROS: Eugenio de Mora, de blanco y oro. Pinchazo y estocada (saludos tras ovación con aviso). Pinchazo y estocada (silencio). Juan del Álamo, de tabaco y oro. Estocada (silencio tras aviso). Media estocada y dos descabellos (silencio). Román, de verde y oro. Estocada (oreja con algunas protestas). Pinchazo, estocada y descabello (saludos tras ovación con aviso). INCIDENCIAS: Plaza de toros de Las Ventas. Tres cuartos de entrada.

La segunda corrida de la Feria de Otoño deparó como triunfador a un entregado Román, que cortó la única oreja del festejo -a su primer toro-, en un festejo en el que se lidió un encierro de Fuente Ymbro, en conjunto con trapío y de desigual comportamiento; destacando positivamente el que abrió plaza y, fundamentalmente, el segundo de la tarde, de muy buen juego. Eugenio de Mora y Juan del Álamo se marcharon de vacío.

Román se enfrentó con agallas al tercero, un ejemplar encastado y pegajoso. Su firmeza, a flor de piel, cautivó a la parroquia madrileña, que ovacionó y alentó al valenciano, que aguantó varias tarascadas y coladas sin inmutarse en la mayoría de las ocasiones y que con reflejos felinos evitó la cornada en otras. No fue toreo de lucimiento, pero quedó grabado a fuego el ardor guerrero de Román, quien tras una estocada cobró una oreja, que fue protestada por un sector minoritario de la plaza.

Con el sexto, que derribó al piquero de un arreón, volvió a derrochar una actitud irreprochable, con algunos errores técnicos que le pudieron costar caro. Este Emperador, que como corona se adornaba con una pavorosa cornamenta, con leña para pasar todo el invierno, manso y sin clase, metía la cara. El astado lanzó por los aires, tras un pase del desprecio, a Román, quien volvió a la cara con la misma firmeza y una quietud tremenda. Y nuevamente, ejecutando la misma suerte fue cogido; librándose de un serio percance. Epílogo por manoletinas escalofriantes. El público estaba rendido, con ganas de conceder otro trofeo. Pero el valenciano mató de pinchazo, estocada y descabello y todo quedó en una fuerte ovación.

Eugenio de Mora contó con un lote desigual. El que abrió plaza, suelto en varas, metió bien la cara tras la franela del toledano, que concretó una faena correcta, con mejor factura en los muletazos por el pitón derecho, el mejor del astado. Del comienzo, con derechazos de rodillas, al cierre, con algún destello de calidad, como una trincherilla, Eugenio de Mora se entregó con fe, lo que no hizo en el primer envite en la suerte de matar, propinando un pinchazo antes de la estocada definitiva y dejando el balance en una fuerte ovación.

Con el manso cuarto, Eugenio de Mora, sin opciones al lucimiento, se mostró voluntarioso.

Juan del Álamo contó con el mejor toro de la corrida de Fuente Ymbro, el segundo, Hechizo. El salmantino se lució en un ramillete de verónicas, que abrochó con una preciosa media. Pero con la muleta faltó reposo y anduvo acelerado en una labor falta de limpieza, con un desarme incluido, que no caló en ningún momento en el público.

Con el quinto, Del Álamo no tuvo opción al triunfo. El animal topaba o perdía las manos tras la muleta. En uno de los muletazos con la zurda, el toro enganchó al diestro con un volteo en dos tiempos, tras el que le estrelló contra la arena de Las Ventas.

En la tarde, con escaso toreo artístico, quedó la huella de una actuación seria y firme de Román, que se vació sin reservas.

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