Toros

Ricardo Maldonado sale a hombros en Valladolid

  • Excelente juego y buena presentación de los toros de la ganadería de El Torreón, con tres astados aplaudidos en el arrastre

El vallisoletano Ricardo Maldonado, que ha cortado dos orejas y ha salido de la plaza a hombros, ha sido el triunfador del tercer festejo de la feria de Nuestra Señora de San Lorenzo, celebrado ayer en Valladolid.

Se han lidiado seis toros del Torreón, ganadería perteneciente al matador de toros César Rincón, que, bien presentados, han dado un excelente juego. Primero, tercero y quinto fueron muy aplaudidos en el arrastre.

Lama de Góngora, saludos tras un aviso y palmas tras un aviso.

Ricardo Maldonado, vuelta tras petición y dos orejas.

José Ruiz Muñoz, silencio y silencio tras un aviso.

El picador Pedro Iturralde tuvo que saludar después de picar al quinto y Santi Acevedo saludó tras parear al sexto.

Con información de Burladero, pudo triunfar Ricardo Maldonado ante su primero, que tuvo mucha clase y al que le cuajó excelentes momentos al natural, si no llega a ser por el manejo de los aceros, malogrando una faena que había brindado a su padre.

En su segundo el joven pucelano, toreó con elegancia, temple y lentitud: pausando las tandas espaciando la pelea sin agotar a un buen novillo. Espectaculares los lances a la verónica hasta colocar al utrero en los medios, gran ovación en el tercio de varas para Pedro Iturralde y una grandiosa faena de muleta por ambos pitones, con el remate del premio de las dos orejas que le abrían la puerta grande al torero de la tierra tras una tarde muy completa.

Lama de Góngora estuvo voluntarioso y remató con temple alguna que otra serie por el pitón derecho en su primero. En el cuarto que brindó a César Rincón, lo intentó pero no llegó a cuajar faena a un novillo que tuvo escasa durabilidad.

José Ruiz Muñoz tuvo pinceladas de buen gusto con ambos novillos de su lote aunque le faltó entendimiento y recorrido, y no logró transmitir a los tendidos. Le falto técnica y rodaje al joven novillero a quien los nervios jugaron una mala pasada en el sexto a la hora de coronar su labor con la espada.

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