Toros

Salvador Vega corta dos orejas y triunfa en la plaza de Torremolinos

  • El diestro de la comarca corta dos orejas tras una buena faena al tercero. Javier Conde indulta al toro Alambrado de Parladé y El Cordobés, una oreja de cada toro

GANADERÍA: Toros de Parladé, desiguales de presentación, descastados y flojos en general. El quinto bueno. TOREROS: El Cordobés, oreja y oreja. Javier Conde, silencio y dos orejas y rabo simbólicas. Salvador Vega, dos orejas y palmas. incidencias: Plaza de toros de Torremolinos. El diestro Javier Conde indultó al toro Alambrado número 91. Salvador Vega sustituyó al El Fandi. La plaza registró media entrada.

Una tarde triunfal la que se vivió ayer en la plaza de toros de Torremolinos en la corrida como motivo de su feria. Un festejo en el que los tres matadores salieron a hombros ante un encierro de Parladé, muy descastado y flojo y donde destacó el quinto toro. Un animal noble repetidor, ideal para Javier Conde y que toreó a placer con su manera de entender el toreo. Toreo ortodoxo y embaucador, sin romperse, pero con momentos en los que el torero se encontró a gusto. No era para menos, ante un animal que se ganó la vida a base derepetidas embestidas arrastrando el hocico y demostrando nobleza y calidad.

Salvador Vega demostró que lo suyo no es una buena racha, sino un momento en el que lo ve muy claro y le sirven todos los toros. Paseó las dos orejas de su primero, un toro desclasado y que no venía entregado a la muleta. Cuajó una faena de nivel, haciendole las cosas bien al de Parladé y firmando buenos y templados muletazos por el derecho. Vibró el público con Vega en el toreo de cercanías. Media estocada fue suficiente para que cayera el toro.

El sexto fue un astado con mucho que torear. Vega lo entendió con la muleta y le puso la clase que le faltaba al de Domecq. Firmeza y seguridad fueron las claves de una faena ordenada e inteligente. El público volvió a entregarse con Vega en el toreo en redondo. La pena fue que se entretuvo con la espada y perdió las dos orejas.

El Cordobés paseó una oreja del primero, un toro sin fuerzas y al que cuidó siempre. Faena de recursos y entrega. Algo similar ocurrió en el cuarto, un toro descastado y que pronto se paró. El Cordobés tiró de repertorio, incluido el salto de la rana. Se ganó al público y paseó otra oreja.

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