Toros

Talavante se carga con la espada una original faena de premio

  • La actuación de Manuel Jesús 'El Cid', con un lote soso, no cala en el público · Alfonso Oliva Soto, sin rematar ante el buen toro de su confirmación

GANADERÍA: Toros de Núñez del Cuvillo, de desiguales de hechuras y juego. El mejor, el primero, ovacionado en el arrastre. TOREROS: Manuel Jesús 'El Cid', de burdeos y oro. Dos pinchazos y casi entera (silencio). Dos pinchazos y estocada (silencio tras aviso). Alejandro Talavante, de lila y oro. Pinchazo, estocada que asoma y dos descabellos (saludos tras aviso). Estocada (silencio tras aviso). Alfonso Oliva Soto, de oro viejo y oro, que confirmó alternativa y sustituía a Manzanares. Dos pinchazos y casi entera (silencio). Pinchazo, estocada caída y descabello (silencio tras aviso). Incidencias: Plaza de Las Ventas. Viernes 1 de octubre de 2010. Casi lleno. Talavante fue atendido de "herida incisa en el tercer dedo de la mano izquierda; de pronóstico leve."

El segundo festejo de la Feria de Otoño estuvo marcado previamente por un homenaje a José Cubero Yiyo, en el 25 aniversario de su muerte, y por la inclusión de Oliva Soto por Manzanares, quien ha tenido que cortar definitivamente su temporada.

En el espectáculo se erigió como triunfador Alejandro Talavante por una faena al tercero sellada por el valor, la personalidad y la calidad. El toro era manso, pero rompió en la muleta. Y Talavante, que estuvo a punto de ser cogido en un comienzo inverosímil, con un arriesgadísimo pase por la espalda, anotó dos series con la diestra que resultaron buenas. En la segunda, hubo ligazón tras una capeína. Pero lo grande llegó con la izquierda. Naturales de diferente corte, relajados, sentidos, profundos. Todos ellos muy jaleados, en los que brilló especialmente uno lar-guí-si-mo, que puso al público en pie. En el cierre por bernadinas sufrió un corte con la espada, por un testarazo del toro. Bellas trincherillas fueron la guinda de una original faena que era de premio, pero que se cargó por el mal uso de la espada. Con el que cerró plaza, el trasteo se fue diluyendo ante un animal sin clase y a menos.

Alfonso Oliva Soto contó con el mejor lote del desigual encierro de Núñez del Cuvillo. Su primero, Reolín -negro, 545 kilos-, con el que confirmó, fue un toro encastado y a más, al que no aprovechó adecuadamente el camero. Tras lancear con buen aire, brindó a la infanta Elena -en barrera- una faena que no convenció al tendido. Tras dos prometedoras tandas con la diestra, ovacionadas, el trasteo descendió en intensidad cuando se echó la muleta a la zurda. Con la diestra volvió a hilvanar algunos muletazos meritorios. Tras un epílogo por bernadinas, falló a espadas. El toro fue ovacionado, entre tanto la labor del diestro era silenciada. Oliva, por percance de Talavante, estoqueó al quinto, al que le reventaron a capotazos. Aun así, al toro le quedó algo de cuerda para un trasteo que no convenció al respetable.

Manuel Jesús El Cid, que abría cartel, realizó una faena que no pasó de aseada a su primer oponente, noblote y mansote. Con el acochinado cuarto, nuevo trasteo que no llegó al público y que en su epílogo contó con una feísima voltereta, propinada por el astado cuando el torero salía de un desplante y el animal hizo hilo y le alcanzó, lanzándole con una endiablada violencia por los aires. Afortunadamente, el saltereño pudo reponerse.

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