Toros

Uceda y Flores, la cara y la cruz de una tarde amable en Madrid

  • El madrileño le debe al público la única oreja del festejo El mexicano sufre una cornada grave con dos trayectorias

El diestro Uceda Leal cortó una oreja de escaso relieve por la excesiva amabilidad del público asistente hoy en Las Ventas, mientras que el mexicano Sergio Flores resultó herido grave. No se sabe bien que es lo que ocurre en Las Ventas por el mes de junio que el exigente público tan característico de esta plaza se suaviza de una manera asombrosa para valorar y hasta premiar momentos que, en otro contexto, no hubieran sido ni relevantes. Es posible que la gente, cansada de tanta monotonía a lo largo de las veinticuatro tardes seguidas de San Isidro, busque en este otro ciclo la diversión a toda costa, sin entrar a valorar de forma rigurosa y detallada lo que acontece en el ruedo. Ya pasó el año pasado, también en el marco de la Feria del Arte y Cultura, cuando hubo excesiva condescendencia con algunos trofeos paseados, e incluso una Puerta Grande algo generosa también. Y en esta línea parece seguir esta temporada.

Por este motivo, la "orejita" que paseó Uceda Leal de un gran sobrero de Sánchez-Dalp no fue, ni por asomo, justo premio a una faena intermitente, en la que la emoción la puso, precisamente, el toro, que no cesó de embestir hasta "comerse", como suele decirse en la jerga, al madrileño.

Lo único que puede anotarse como positivo de esta actuación de Uceda es el airoso saludo a la verónica, un par de naturales aislados de exquisito trazo, varios detallitos de cierta elegancia en el epílogo, y una gran estocada. Si con esto es suficiente para cortar una oreja en Madrid, que venga Dios y lo vea. El resto de la faena apenas tuvo poso, con un toreo espaciado y "al hilo", un punto deslavazado y sin entrar en profundidades, aprovechando la codicia del animal para acompañar los muletazos, que, dicho sea de paso, salieron rapiditos y algunos hasta tropezados.

Pero, lo que son las cosas, la gente conectó con la faena, aplaudiendo cosas que, hace menos de una semana, hubieran sido motivo de protestas crispación. Y qué decir cuando entró la estocada a la primera. La plaza como loca. Ni el "siete" censuró nada. Ver para creer. Ya está dicho que cortó una oreja, de esas de las que con el tiempo nadie se acuerda. El resto de faenas de Uceda, que tuvo que hacerse cargo de tres astados tras el percance del confirmante Flores, tuvieron escasa trascendencia. Con el noble y desrazado segundo llevó a cabo una faena anodina y sin poso, donde toro y torero estuvieron en un permanente punto de desencuentro. Y con el "rajado" sexto apenas pudo pasar de la probaturas. A Curro Díaz le tocó bailar con la más fea, pues a sus manos fue a parar el lote más deslucido en conjunto. Si acaso su primero, noblote pero apagándose como una vela, le dejó esbozar algo de su personal y aromático toreo, mas todo fue un espejismo, pues con tan poca candela era muy difícil calentar.

El quinto fue toro áspero y sin clase con el que hizo un esfuerzo baldío, que no le llevó a nada. l peor parado fue el mexicano Sergio Flores, que resultó herido de gravedad en el toro de la confirmación, a la postre, el más toreable de los titulares, un animal con buen fondo pero mermado por su poca raza, con el que Flores estuvo voluntarioso sin más. No acabó de entenderse con él el azteca en el toreo fundamental, aunque en el parón final si logró trascender a unos tendidos que se estremecieron con las fea voltereta que sufrió a mitad del trasteo, y que acabaron enmudeciendo al ver como Flores volvía a salir trompicado en la suerte suprema.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios