Toros

Del aburrimiento a un escándalo triunfal antes de la Puerta Grande

  • El conflicto entre el presidente y el respetable a costa de una oreja para Perera sirvió de punto de inflexión en una corrida en la que se recorrieron gran parte de las emociones que puede dar la tauromaquia

GANADERÍA: Corrida de Luís Algarra, muy falta de fuerzas y de pitones sospechosamente astillados. Se lidió también un sobrero, que regaló Miguel Ángel Perera. Los tres primeros no podían ni con su cuerpo, siendo mejores el primero y el tercero, que al menos mostraron nobleza y casta. El cuarto, muy desclasado, y quinto, al que se le simuló la suerte de varas, fueron mansos. El sexto, que como todo el encierro fue limitado de fondo, se dejó hacer, igual que el sobrero, aunque éste embistió a tornillazos y tampoco se picó. TOREROS: José María Manzanares, (Traje goyesco rojo con bordados negros). Pinchazo arriba y estocada un punto desprendida hasta la bola (Sólo palmas aunque se pidió oreja de forma numerosa, pero no mayoritaria) y estocada tendida (dos orejas); Miguel Ángel Perera, Traje goyesco rojo con bordados negros). Estocada que provoca vómito (oreja), estocada tras un aviso (dos clamorosas vueltas al ruedo y bronca al presidente por no otorgar trofeos) y pinchazo tirándose por derecho y estocada (dos orejas). Cayetano, Vanguardista traje goyesco de Armani, gris perla con pedrería y medias blancas). Estocada (oreja) y estoconazo, aunque los tres espadas en general estuvieron muy bien con los aceros (dos orejas). Incidencias: Plaza de Toros de la Real Maestranza de Caballería de Ronda, que se llenó hasta la bandera en una tarde calurosa y de gran expectación. Sopló ligeras brisas que no obstaculizaron la lidia. Durante el festejo se utilizaron banderillas engalanadas de lujo, con los colores de la bandera española y andaluza, salvo la cuadrilla de Manzanares que empleó las suyas propias con los colores de su tierra, Alicante. Saludó la cuadrilla de Perera tras parear y realizar un oportuno quite al sobrero, que cerró plaza. La terna al completo salió por la Puerta Grande entre una gran masa de personas que esperaba en la puerta del histórico coso.

Hasta que murió el quinto de la tarde el titular de esta crónica era: "Estampas sin emoción". De bellas instantáneas y algunas poses muy toreras, aunque sin toro, no se había pasado, traje de Armani incluido. Entonces el presidente del festejo dio pie a un escándalo público al negar una oreja a Miguel Ángel Perera, cuando la petición claramente era mayoritaria. Y ya se sabe que el primer trofeo siempre es potestad del respetable. El ruedo se llenó de botellines y la cosa pudo haber derivado incluso en la suspensión del festejo, aunque por suerte los ánimos se tranquilizaron. Luego Cayetano entró en acción y firmó lo mejor de la tarde con su mano izquierda. Y Perera, enrazado tras dar dos vueltas al ruedo apoteósicas y encararse con el presidente, pidió el sobrero y puso sobre el albero rondeño el valor que le define, y el toreo con la mano derecha que hasta la presente no se había visto. Un escándalo triunfal y la terna por la Puerta Grande.

La corrida de Luís Algarra a punto estuvo de dar al traste con la esperada Goyesca. El juego que ofrecieron los toros fue impresentable, tanto como las cornamenta de los animaluchos. Éste fue el principal motivo para el aburrimiento vivido en la mayor parte del festejo, pues en el mejor de los casos los toros iban y venían, pero la emoción que llegaba a los tendidos era inexistente. El cartel era de lujo. El marco, inmejorable. El ambiente, siempre especial. Pero no había toro, una pena porque pocos festejos despiertan tanta expectación y magia como la Goyesca de Ronda.

José María Manzanares saludó por verónicas al que abrió plaza. Dibujó una buena serie pero todo quedó soso dado que el toro no se entregó en ningún momento. Brindó al público, como en algún momento hicieron los tres espadas. En el caso de Perera por partida doble, pues lo hizo también con el sobrero de regalo. Manzanares sacó con unos ayudados por alto muy suaves y elegantes al enemigo a los medios. En el platillo lo citó a media altura y lo hizo pasar. Pero no había emoción. Antes de probar con la izquierda dejó un derechazo muy bueno, pues al toro se le ocurrió humillar, pero era un simple espejismo. Probó con las dos manos alternando las series, pero no había toro. El animal era noble, tanto como un perro. O un gato sin uñas.

El alicantino firmó un mejor recibo de capote al cuarto, con unas verónicas muy sentidas y personales, rematadas con una media girando como si fuese un molinete. El toro era manso y ofreció un bochornoso espectáculo en banderillas, no quería pelea con nadie. Y lo demostró en la muleta, a la que seguía andando sin mayor codicia. Manzanares lo pulseó bien para intentar prolongarle la embestida, sin más resultado que el que pudieran captar los medios gráficos. Por el pitón izquierdo empezó a torearlo fuera de cacho. En su segunda tanda de naturales se cruzó y el toro volvió a pasar andando. Si no quieres pelea, toma el pico de la muleta, debió decirle el torero, que antes de matarlo le pegó un pase en redondo tal que el costillar derecho del toro dio varias vueltas al ruedo. Maravilloso. Pero no había toro.

Miguel Ángel Perera quiso recibir a su primer oponente toreándolo a pies juntos por verónicas. La primera fue buena, pero en la segunda lo desarmó. Decidió entonces cambiarle los terrenos para intentar quitarle el punto de bruto que tenía y se lo llevó a los medios con suavidad. En el platillo le dio quite muy variado, con dos pases con la vuelta del capote, dos gaoneras y una revolera para rematar. La muerte de toro se la brindó a Francisco Rivera, ayer en labores de empresario de la Maestranza rondeña. Tropezó en el inicio de la faena y el astado le perdonó. Estaba a su merced, pero se libró de la cornada. De un tirón lo llevó a los medios pero no duró mucho, apenas cinco tandas con poco que contar. Lo mejor el arrimón de epílogo y los circulares finales.

El quinto toro fue el de la polémica. Brindó al público e inició la faena con dos pases cambiados por la espalda. El torero bien, pero ver al inválido toro (mostró problemas en su pata trasera izquierda) arrancarse a cojetadas desvirtuaba la fiesta. Por un momento parecía metido en pelea, pero en la primera tanda se cayó con el pase de pecho. Y hasta el momento no iba mal. Tampoco tenía fuerzas y además se rajó. Otro manso como el cuarto. Perera lo sometió en un arrimón en el que se la volvió a jugar y le dio media docena de pases sin moverse que fueron esplendidos. El toro acabó perdiéndole pasos al diestro, que lo desafiaba dándole el pecho. Le costó matarlo, pues estaba pasado de faena, pero lo tumbó de una estocada certera, tras escuchar un aviso. Y luego llegó el lío, pero por suerte también la gloria.

La jugada del sobrero era arriesgada, pues sólo Dios sabía lo que se escondía en los corrales, visto el juego de los seis titulares de Luis Algarra. El sobrero no fue mejor, de hecho fue el más complicado por los derrotes que tiraba. Con la franela empezó con dos tandas algo bruscas pero con profundidad por el pitón derecho. La banda inició el pasodoble Puerta Grande. Pero faltaba una oreja y Perera la ganó por ley. La tercera tanda fue la mejor de la tarde con la derecha. El toro se paró en mitad del segundo pase y el pacense se lo pasó por la espalda para continuar y tras varios lances más, rematar la serie. Lo intentó por la izquierda pero el toro no se dejó por ese pitón y volvió a darle otra buena serie por la derecha. Terminó con unas manoletinas. El toro se rajó tras las dos primeras y entre las dos rayas le robó dos más que remató con una trinchera y un pase de pecho que sólo firman los más grandes.

Cayetano, para quien no le conozca y lea estas líneas sólo por el morbo de su estreno de Armani, debe saber que es un torero como la copa de un pino, auque algunos diseñadores también piensen en él para que luzca sus diseños. También los hay que sólo tienen apellidos, y no precisamente Manzanares. "Mánchate el traje", le gritaron casi antes de empezar a torear. Y estaba dispuesto a ello, de hecho el diseñador italiano deberá ingeniárselas para ver cómo se limpia la sangre del traje que ha confeccionado. Ayer sólo sangre del toro, no del matador. Con verónicas de buen trazo y rodilla en tierra recibió a su primer oponente. Muy Ordóñez todo. Y original remate con el reverso de la capa. En el tercero mostró torería, pero ni el toro sirvió, ni él supo acoplarse. Pero lo mejor estaba por llegar.

La LIII edición de la Goyesca pasará a la historia por muchos motivos. Por el traje de Armani. Por la ausencia del cartel después de tantos años de Francisco Rivera. Por la bronca a la presidencia. Y, por supuesto, por el toreo al natural de Cayetano. Brindó la muerte del sexto de la tarde a su pareja, Eva González, se quitó las zapatillas y se puso a torear. Cabeceaba el toro por el pitón derecho y tras intentarlo en tres series, cambió de mano. Fueron tres naturales y un pase de pecho eternos. Así empezó el cuento de hadas. Luego una tanda citando con un pase cambiado, con dos pases larguísimos y limpios. Otra a cámara lenta. Cambió de estoque y pidió más música, para seguir con la izquierda, por supuesto. Firmó cuatro trincherazos y tres ayudados por alto mirando al tendido y mató al animal por derecho.

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