Toros

Otra bofetada a la Fiesta

  • Un encierro descastadísimo y muy blando de Montalvo, con el simulacro del primer tercio, determinante en un festejo carente de emoción

GANADERÍA: Corrida descastada y muy blanda de Montalvo, en conjunto bien presentada. El quinto toro saltó como sobrero, tras devolverse el segundo por inutilizarse en la lidia y correr turno el matador. TOREROS: Curro Díaz, de azul y oro. Dos pinchazos y bajonazo (división de opiniones al saludar). En el cuarto, pinchazo y pinchazo hondo (saludos tras ovación). Leandro, de malva y oro. Cuatro pinchazos (silencio). En el quinto, tres pinchazos y bajonazo (silencio). Salvador Vega, de blanco y oro. Pinchazo y estocada (silencio). En el sexto, pinchazo, media y descabello (silencio). Incidencias: Plaza de toros de La Misericordia. Sábado 9 de octubre de 2010. Algo más de un cuarto de entrada. En la enfermería fue atendido Isaac Galvín de una "cornada interna en el muslo derecho, que rompe el músculo recto, y contusión en el tobillo, de pronóstico reservado".

De nuevo, otra bofetada a la Fiesta en el semblante de la afición zaragozana, a la que a este paso tendrán que premiar por su bondad y paciencia infinitas. Cuando más falta hace que el espectáculo tenga fuerza y emoción, peor lo hacen los taurinos. Ayer, en Zaragoza, volvieron a escenificar una pantomima, con un encierro descastadísimo y muy blando de Montalvo; que, al menos, estuvo bien presentado. La presidencia mantuvo a varios astados que apenas podían seguir los engaños de los toreros y convirtió el primer tercio en un simulacro.

La terna compuesta por Curro Díaz, Leandro y Salvador Vega, tres toreros con calidad artística, se estrelló con el pésimo ganado.

Curro Díaz logró una tanda con entidad con la diestra al que abrió plaza, un animal que se defendió de inmediato por su carencia de fuerzas. Con el cuarto, quebrantado por una voltereta, el diestro linarense logró los momentos más entretenidos de la anodina tarde, con un par de series diestras estimables y muletazos con sello propio, como algún pase de pecho a pies juntos y con la planta vertical. Pero el animal se desfondó pronto y la labor quedó en el esbozo de una obra pinturera. En banderillas, Montoliú recibió una gran ovación por un par en el que entró andando y salió con garbo tras clavar los palos a un toro parado y a la espera.

Leandro, apenas si pudo muletear a su primero, descastadísimo, que se echó de inmediato en la faena de muleta. Con el otro, sin motor, ante el que dibujó algunos bellos lances a la verónica, el vallisoletano tampoco pudo lucirse en la franela, tras la que embistió con cierto genio.

Salvador Vega contó como primera baza con un astado descastadísimo y muy flojo, al que cuidó en el caballo. Pese a que lanceó con buen trazo a la verónica y a que hilvanó una serie de muletazos con buen corte, el público no entró en el trasteo por la carencia de emoción. Algo similar sucedió en el sexto, que perdió reiteradamente las manos y manseó descaradamente.

Ya lo dijimos ayer y lo reiteramos ante el último desaguisado: con estos espectáculos no se precisa a los antitaurinos para acabar con la tauromaquia.

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